La pinza se cierra, el PRI, la PGR, el Congreso, todos dicen que serán respetuosos de las leyes en lo referente al caso de Javier Duarte. El Congreso estará listo para desaforarlo; la Procuraduría para entambarlo y el tricolor lo expulsará del partido como escarmiento para otros funcionarios. Pero, ante todo para mandar el mensaje a la sociedad de que el PRI no se tolerara a los rateros. Se bañarán en salud y en los medios afines dirán que el que la hace la paga.
Hay que recordar que se vienen las elecciones presidenciales, antes las elecciones a gobernador en el Estado de México; éstas serán el termómetro de la gravedad del tricolor. Lo que el PRI no quiere es que se fortalezca la figura del gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares. No va a permitir que se cuelgue una estrella con la promesa de campaña de meter a la cárcel a Javier Duarte, que le agenció la mayoría de los votos.
Pobre Javier, está contra la pared; por un lado está Yunes Linares con el apoyo de la bancada azul, y por el otro esta su partido, queriendo hacer leña del árbol caído.
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