Javier Duarte, el “amigo” del presidente

Amigo
Presídium de la ceremonia de graduación de cadetes de la escuela naval militar Antón Lizardo
- en Carrusel, Investigación, Opinión

Armando Ortiz / Seguramente se pusieron de acuerdo el presidente Peña Nieto y el gobernador Javier Duarte: Peña Nieto le debió sugerir a su “amigo” Duarte: “Vamos a darles de qué hablar. Mira, ya ves que en otras ocasiones te pones a mi diestra, junto al secretario de la Marina, pues ahora te pondrás a mi izquierda, donde nos separarán tres personas, Salvador Cienfuegos, secretario de la Defensa Nacional, Renato Salces del Consejo Nacional de Seguridad, y Lorena Cruz Sánchez, la directora del Instituto Nacional de la Mujeres que quiso venir de colada.

Duarte le ha de haber dicho a su “amigo”: “No se te hace que es mucha distancia ‘amigo’”. A lo que Peña Nieto le debió contestar:No, cómo crees. Así mañana en los periódicos todo mundo va a decir que no te quiero “amigo”, que estamos distanciados, que no me quiero quemar contigo, que eres un apestado, que ya no te contesto ni el teléfono. Mientras tanto nosotros, en Los Pinos, vamos a estar abrazados, cagándonos de la risa, y viendo los juegos olímpicos”.

Oye -le debió decir Duarte- ¿pero sí me dejas recibirte en el aeropuerto? Peña le debió decir: “No amigo, se trata de que la gente piense que no te quiero. Mejor que vaya el titular del Poder Judicial. Tú sígueme el juego”.

Ese es el diálogo que debieron tener Javier Duarte y Peña Nieto para despistar a la prensa que inmediatamente está reportando el desdén, casi desprecio que desde la Presidencia muestran al gobernador del estado de Veracruz.

Hasta el año 2014, en cada ceremonia de graduación de los guardiamarinas de la Heroica Escuela Naval Militar Antón Lizardo el gobernador estaba a un lado del presidente de la República, incluso en un discurso le daba la bienvenida y se congratulaba con él. Sin embargo, desde un día antes, le pasaron advertencia a Javier Duarte que no iba a haber discurso de su parte y que limitara su presencia ante el presidente de la República.

Más evidente resulta que de la 94 fotografías del evento que se subieran en el Facebook de la Presidencia, en ninguna aparece Duarte de Ochoa, en todas lo sacan, recortan la foto hasta la colada Lorena Cruz Sánchez.

Con este gesto durante la ceremonia queda claro que Enrique Peña Nieto está al tanto del desprestigio que acarrea la presencia de Javier Duarte, un gobernador que no sólo está demandado por sus adversarios políticos, sino que su administración tiene demandas por parte del Servicio de Administración Tributaria, la Procuraduría General de la República y la Auditoría Superior de la Federación.

Al parecer de nada le sirvieron a Duarte los millones de pesos que se gastó en Ciro Gómez Leyva y en El Universal intentando lavar su percudida imagen. Esperemos que con esto entienda que no basta con repetir, como si de una frase mágica se tratara, que es amigo de Peña Nieto cada que le salen con la pregunta.

Es una verdadera pena que la Presidencia hubiera utilizado a una mujer mucho menos corrupta que Javier Duarte para distanciarlo más de Peña Nieto. Y es que según una nota de febrero de 2016 de la revista Proceso, Lorena Cruz Sánchez ha sido señalada de haber “despedido a 73 funcionarios que no le resultaban cómodos, ha gastado dinero público a raudales, usado parte del erario para costear gastos de amigas, e incluso bloqueó una iniciativa que pudo haber salvado la vida de mujeres mexiquenses”.

¡Qué feo se ha de sentir! Que te pongan como el último de la fila después de que anduviste presumiendo que ibas a ser el primero. Pero eso sólo le pasa al “amigo” del presidente.

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