El magisterio veracruzano ya espera con ansias que se llegue el primero de diciembre, fecha en que Miguel Ángel Yunes Linares dejará de ser electo para ser constitucional. Y la espera con ansia es para conocer el destino que correrá el cacique romántico y sus huestes.
Callejas Arroyo equivocó la estrategia, decidió cubrir a un gobernador piltrafa e irse en contra de un gobernador que llega con mucha fuerza; y no lo decimos por los cuatro puntos porcentuales que le dieran la victoria en las elecciones pasadas, sino porque tiene el apoyo de la gran mayoría de los veracruzanos que quiere ver en la cárcel a los responsables del saqueo que se llevó a cabo en Veracruz.
Reza el dicho: «Tanto peca el que mata a la vaca como el que le sostiene la pata» y Callejas es el que sostuvo la pata. Juan Nicolás puede ser todo lo corrupto que se quiera, todo lo romántico que su corazón envejecido le permita, pero no es tonto y sabe que su denuncia no prosperará.
Si piensa que con esto va a doblegar a Yunes Linares para cederle el control del magisterio y las posiciones en la Secretaría de Educación, se equivocó. Estamos contemplando en estos momentos el ocaso de un tirano, la debacle de un corrupto.
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