El bufón de la corte…

Fisculín
Luis Ángel Bravo Contreras
- en Opinión

Maryjose Gamboa / Exhibido mil veces por la justicia federal, repudiado mil más por la sociedad en general, y burlado hasta el cansancio por su propio personal, el Fiscal General que se sentía “oficial real” terminó siendo el bufón de la corte… Su figura sólo sirve para adornar los escenarios que Javier Duarte va construyendo para intentar distraer a la opinión pública en lo que encuentra (porque él cree que existe) alguna salida.

Mientras Veracruz ocupa el segundo lugar a nivel nacional en secuestros, uno de los tres primeros en víctimas de trata de personas, el octavo lugar en feminicidios, el cuarto en violación a los derechos humanos, el primero en denuncias por desaparición forzada, uno de los cinco en los que más muertes violentas se registran, y el primero en asesinato de periodistas y activistas, Luis Ángel Bravo ocupa sus días en atender las locuras de su rey… Desde conseguirle nuevos pasaportes para él y su familia alegando que TODOS se extraviaron, hasta perseguir a sus adversarios con expedientes hechizos.

Nada se sabe de las 10 mil, 15 mil, o 30 mil víctimas de desaparición forzada o involuntaria en la entidad, ni siquiera el número exacto porque las denuncias oficiales no coinciden con la cifra reportada por los colectivos veracruzanos. Tampoco del paradero de los verdugos de activistas o periodistas, vaya ni de los de Pedro Tamayo que el Fiscal dijo ya los tenía a TODOS prácticamente capturados. Mucho menos de los responsables de miles de secuestros y extorsiones en la entidad.

La “operación” de la dependencia está en manos de gente como Rosario Zamora, a la que apodan “la chacala” seguramente por “buena gente”, del experto en montajes especiales Enoc Maldonado, de Jorge Arturo Rodríguez Pucheta, de María del Consuelo Lagunas, y de algunos comandantes y personajes similares, cuyos expedientes merecen diez columnas a parte porque sólo UNO de todos sus colaboradores más cercanos, ha logrado pasar los exámenes de confianza, ni siquiera el Fiscal General… Y aunque de esto poco se hable es información que no tardará en ser pública, como también lo será las cuantiosas fortunas que todos estos (sobre todo el propio Fiscal) poseen a nombre de otros como acostumbran los cortesanos de Duarte, pero mientras ese momento llega tendremos que seguir soportando sus cada día más lamentables espectáculos circenses.

Cómplices oficiales…

Ministerios públicos, agestes ministeriales, Fiscales Regionales, Encargados de la Unidad Especializada en Combate al Secuestro, etcétera, han sido señalados por los familiares de las víctimas de estar involucrados con grupos delincuenciales sin que NINGUNA autoridad se quiera dar por enterada, ni siquiera en casos tan claros como el que a continuación relatamos.

Todos ellos son los cómplices oficiales de quienes se llevaron a nuestros hijos, incluso una vez en una reunión con el Fiscal una de nosotras reconoció a uno de sus achichincles como uno de los que se llevaron a su hija y se lo dijo a Bravo, y él nomas puso su sonrisita de burla y dijo que seguro estaba la señora confundida” relata una de las mujeres que conforman los colectivos de búsqueda de desaparecidos, durante una reunión sostenida con el Gobernador electo Miguel Ángel Yunes.

Pero a este señalamiento se suman muchos más. Existen casos en los que la protección del personal de la Fiscalía General del Estado a los delincuentes es insultantemente obvia, como por ejemplo el del secuestro de la joven Yulissa Sánchez Sánchez ocurrido en la ciudad de Córdoba el pasado 19 de marzo.

Narra el padre de la joven, el señor Moisés Sánchez León de oficio panadero, que ese día cerca de las once de la mañana recibió una llamada en la que le advertían que si no entregaba 2 millones de pesos no volvería a ver con vida a su hija Yulissa, entonces de 18 años, quien había salido tres horas antes a repartir en la camionetita de la familia el pan que él mismo elaboraba. Moisés trató de explicarles que ni en dos vidas podría juntar semejante suma, entonces los secuestradores -en extremo compresivos- le dieron un plazo de una semana para que juntara lo más que pudiera, y como muestra de su “buena voluntad” le avisaban un par de horas más tarde, el lugar en el que habían dejado la camioneta para que pudiera recogerla.

En ese inter Moisés Sánchez acudió a las oficinas regionales de la Fiscalía, lo atendió el Comandante Mario Portilla, quien de entrada le advirtió que él tenía mucho trabajo pero que “a ver que podía hacer”… De mala gana le tomaron algunos datos y lo mandaron de regreso a su casa a esperar noticias. NADIE LE DIJO que debía presentar una denuncia, NADIE inició investigación alguna para dar con el paradero de Yulissa, NADIE determinó ninguna medida de protección a la familia, lo que sí hizo “alguien” fue aparecer en el lugar en el que el señor Sánchez recogería la camioneta a pesar que este nada les hubiera dicho al respecto… ¿Y ustedes que hacen aquí como saben que aquí estaba la camioneta si a mí me acaban de decir los secuestradores? Preguntó Don Moisés al llegar al lugar, “Aquí todo se sabe” le respondieron los ministeriales.

Una semana después, vendiendo lo poco que tenía y pidiendo prestado a quien pudo, el padre de Yulisa logró juntar 150 mil pesos. Le dijeron los secuestradores que con eso le devolverían a la joven pero no fue así y jamás se volvieron a comunicar. Moisés volvió entonces con el Comandante Portilla y le reclamó que no hubieran investigado las pistas que él mismo consiguió, que no interrogaran a los que testigos señalaban como los responsables del secuestro que, además vivían ahí, a unos minutos de la dependencia, pero la respuesta fue la misma “tiene mucho trabajo y ya aparecerá”.

Moisés y su esposa tuvieron que huir de Córdoba porque los mismos agentes ministeriales los amenazaron, se metieron a su casa armados, los golpearon, revisaron todo, e intentaron detener a Moisés acusado de “algo”, no sabían bien de qué. Cuando intentó pedirle auxilio al Fiscal, este molesto lo regañó por andar denunciando en SEIDO y en la Comisión Nacional de Derechos Humanos, lo de los ministeriales que lo acosaron le dijo, “son puros chismes”, y el caso le advirtió, está en manos Jorge Rodríguez Pucheta y no tardará en resolverse… Hasta el día de hoy Yulissa sigue secuestrada, Moisés y su familia amenazada y endeudada, y los presuntos responsables libres, muy cerca de la fiscalía regional de Córdoba.

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