Armando Ortiz / El gobernador electo dice que es capaz de desaparecer el Fideicomiso del 3% a la Nómina, y con ello revertir el monumental atraco que permitiría a Javier Duarte sellar con broche de horror su sexenio. Si Miguel Ángel Yunes lo dice es porque tiene asesores financieros y constitucionalistas que saben que es posible.
Y es que el gobernador electo no puede permitir que Javier Duarte le herede la deuda de empresas fantasma, de contratistas que forman parte del mismo gobierno que devastó las finanzas de Veracruz y mucho menos el pago de medios de comunicación que lo atacaron mediante una guerra sucia del más bajo nivel. ¡Nada más eso faltaba! Que uno tuviera que pagar los servicios de quienes arrojaron mierda sobre la fachada de nuestra casa.
Los empresarios y comerciantes lo apoyan, y ya dijeron que están dispuestos a no pagar el impuesto del 3% a la nómina, aunque ello les signifique recargos y multas. Yunes Linares les toma la palabra y asegura que condonará esos recargos y multas tan pronto llegue como gobernador constitucional. Los empresarios apelan a que el sentido de pagar el 3% a la nómina es para fomentar la producción, no para pagar deudas contraídas con oscuros proveedores, contratistas o medios de comunicación abyectos.
Sin embargo en todo esto cabe una duda: Si es posible revertir lo que el Congreso actual está legislando, ¿entonces para qué se queman los diputados? ¿Para qué exponerse al repudio general? Ahora bien, uno supone que lo hacen porque de alguna manera saben que no es posible que la próxima legislatura revierta todas las monstruosidades que están echando a andar. Pero si finalmente todo ello se revierte y el hecho sólo queda como una infamante anécdota, ¿para qué prestarse a las maquinaciones de un loco?
En este caso, ¿quién tiene la razón? Por supuesto, la gran mayoría de los veracruzanos queremos creer que todas estas aberraciones legislativas se pueden echar para atrás. Queremos creer que Javier Duarte y sus secuaces sólo pretenden organizar un festín onanista que les permita un momento de efímero placer; un orgasmo legislativo que los deje con la mirada estúpida de un adolescente chaquetero.
Vale señalar que Javier Duarte y sus diputados secuaces tuvieron una vergonzosa derrota cuando quisieron imponer al fiscal anticorrupción y a los magistrados de la Sala Anticorrupción. Quizá con estas iniciativas reversibles sólo quieren presumir una victoria pírrica, aunque sepan que por ello se llenarán de ignominia.
Sin embargo, el factor que no están tomando en cuenta es que los electores nos estamos dando cuenta de su actuar. Ellos como representantes del pueblo deberían consultar al pueblo y no obedecer de manera abyecta a un gobernador que ya no significa nada para Veracruz, más que pura tempestad.