A 15 días de que la flama olímpica sea encendida en la ciudad de Río Janeiro, sólo hay incertidumbre en torno a la justa deportiva. Pero algo es segura, serán unas olimpiadas que serán recordadas por muchos años, no por la calidad o emotividad de las competencias, sino por la polémica que ha desatado su sede. Inseguridad, una epidemia que puso en alarma a todas las delegaciones, el entorno social que vive Brasil con una presidente defenestrada, la expulsión del equipo de atletismo ruso y para terminar, grupos terroristas que amenazan la integridad de los deportistas y los asistentes.
La mañana de este jueves, el ministro de Justicia, Alexandre de Moraes, informó que 10 personas fueron detenidas por realizar «actos preparatorios para la realización de atentados terroristas» durante los Juegos Olímpicos de Río 2016. Lo anterior gracias a las revisiones de seguridad motivadas después de los atentados en la ciudad francesa de Niza, donde perdieran la vida 84 personas.
En varios estados del país sudamericano se implementó un operativo para reforzar las medidas de seguridad, y en éstos se pudieron identificar a varias personas, a los que llamaron «lobos solitarios», que estaban preparando ataques a las sedes olímpicas. El ministro de Justicia prometió ofrecer una rueda de prensa para ampliar la información sobre este hecho.
Ante este panorama cabe preguntarse si Brasil podrá estar a la altura de un evento tan importante como lo es unos Juegos Olímpicos; la respuesta la sabremos en 15 días, cuando el pebetero olímpico ilumine el cielo de Río de Janeiro, por el momento, sólo podemos estar a la expectativa y en espera de que nada malo se reporte en los primeros juegos olímpicos realizados en Sudamérica.
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