Los que han sido insultados, acusados, defenestrados y calumniados por Reynaldo Escobar se pueden sentir del otro lado. En una entrevista prístina con Édgar Hernández, Reynaldo deja muy en claro la clase político que es, la clase de persona en que se ha convertido. Vive en su propia realidad, que bien pudiera crea confusión para quien lo escucha. Para Reynaldo, lo obsceno es casto, lo injusto es justo, lo negro es blanco y lo ilícito es lícito.
Confiesa de cómo utilizaba a la prensa para golpear adversarios. En un momento de la entrevista dice algo que debe quedar en los anales de la historia universal de la infamia: «En el 2004 sin conocer a Fidel me invita a su campaña electoral por la gubernatura tras lo cual le ayudo a ganar por debajo de la mesa, ya que Gerardo Buganza fue quien realmente la ganó. Me tocó además llevarle 52 mil votos de Xalapa, ya sabes cómo tras lo cual me premia con la Secretaría de Gobierno».
Reynaldo Escobar sabe que nunca llegará a ser senador; quiso ser diputado y le dieron una arrastrada de la que no se recupera. Envidia el prestigio que Ricardo Ahued ha ganado, por eso lo insulta y hasta lo llama “contrabandista”. Pero no hay que preocuparse, si Reynaldo Escobar insulta a Ahued, debe ser porque algo hizo bien.
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