Jorge Flores Martínez / Después de la campaña y las elecciones vienen momentos de lectura compleja, el ganador esta en la mesa y los perdedores administrando la derrota, el juego democrático es así, no hay perdidas o victorias totales.
En la democracia nada es para siempre y la victoria es en mucho más efímera que la derrota, se trata de un instante que se tiene que administrar inteligentemente durante todo el ejercicio de gobierno y terminar la gestión con las ultimas dosis de esa victoria ya lejana. En el caso de la actual administración, debo decir que nunca tuvo una victoria que administrar, por lo que al final de su ejercicio de gobierno se encuentran en la absoluta derrota, solo y aplica metafórica y literalmente, solo están administrando su derrota, no les queda nada que gobernar, nada que gestionar, nada que administrar.
Miguel Angel se encuentra con su victoria y el deber de administrarla inteligentemente estos dos años, el ejercicio de gobierno seguramente será intenso y de momento el único derrotado es el candidato del PRI, que por cierto era la etapa menos complicada, lo que sigue es derrotar a la fidelidad-prospera, gran parte agazapada en el fuero y en el silencio y otros en su inminente huida.
Hoy en la Plaza Regina, ya que estoy seguro que Don Sebastian Lerdo por caballerosidad compartiría este espacio público con una mujer, él el monumento y la periodista la plaza –después de todo en nuestras calles y plazas encontramos que nuestros hombres y mujeres ilustres conviven de manera extraña y es así que Madero inicia en Juárez y la Constitución es apenas un callejón de la Revolución-, pero regreso a lo que sucedió hoy en la Plaza Regina o la Plaza Lerdo, encontré a un Gobernador Electo mas templado, posiblemente sea que este recorrido por Veracruz de Norte a Sur encontró una sociedad más empobrecida y lastimada que nunca y sabe que el reto de gobernar puede ser su sueño de toda la vida, pero la vida diaria de millones de veracruzanos esta lejos de ser un sueño y más cerca de ser una pesadilla.
Espero que en su gobierno se destine el esfuerzo necesario y suficiente para encontrar justicia en el desfalco innombrable que la fidelidad-prospera le hizo a Veracruz, pero realmente le pido que el mayor y mejor esfuerzo sea para las comunidades donde están los más pobres de los pobres. Puede plantear que en dos años sacar definitiva y decididamente a los municipios de Veracruz de la deshonrosa lista de los 20 más pobres y marginados de México, no es difícil, tan solo es mucho trabajo y dedicación.
Son dos años en los que no hay un día que perder y eso deberá aclararlo a los que sean honrados a colaborar en su gobierno, me parece que tendrá que exigirles más terracería y menos cafecitos y grilla, más sierra y menos oficinas climatizadas, más gestión y compromiso y menos camionetas y choferes.
Creo y estoy convencido que no hay mal que por bien no venga y ahora que por la pésima administración fiel-prospera se perdió el World Trade Center de Boca del Río es momento de plantear oficinas de gobierno en humildes y sencillas construcciones en los municipios más pobres de Veracruz, un gobernador cercano a la gente no solo en el discurso, cercano en su vida diaria, en sus ya indispensables e inmediatas respuestas y solución.
Encuentro a un Miguel Angel Yunes más sereno y convencido que es capaz de ser el mejor gobernador de Veracruz, si el compromiso es atendiendo las dos últimas administraciones será un fracaso absoluto, la vara esta muy abajo, si el compromiso se atiene a las expectativas de la sociedad, la meta es enorme. Tiene mucho trabajo y poco tiempo y muchos provocarán y evidenciarán en todo momento su ejercicio de gobierno.
Solo puedo concluir que la alternancia es un hecho consumado en Veracruz, es hora de construir la normalidad democrática y esta se construye con la voluntad política de nuestros gobernantes, pero no podemos dejar a un lado que sin la participación de todos los veracruzanos, esta normalidad no es posible y solo sería una intención estéril.
En hora buena y le deseo lo mejor a Miguel Angel Yunes, el deseo siempre en la medida en la que sus éxitos sean para el bien de nuestro gran estado.
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