A propósito del secuestro del futbolista Alan Pulido el fin de semana y “rescatado” la noche de ayer domingo en el estado de Tamaulipas, es interesante retomar este tema y analizarlo. Si bien este secuestro trascendió por la naturaleza del caso, al tratarse de una figura pública, también abrió una ventana para conocer el panorama en materia de privación de la seguridad y las cifras de personas comunes y corrientes que son invisibles para las instituciones gubernamentales.
De acuerdo con datos de la organización no gubernamental Alto al Secuestro, Tamaulipas es el segundo estado con mayor incidencia de plagio registra con 901. Lo anterior durante los años 2012 a 2015, es decir, en promedio, cada mes desaparecen 22 personas. La lista la encabeza el Estado de México, casi duplicando los casos de Tamaulipas con mil 727. En tercer lugar se encuentra el estado de Guerrero con 709 secuestro y en cuarto la Ciudad de México con 590.
Lo preocupante es el quinto lugar, el estado próspero de Veracruz, con 565 plagios, muchos para un estado donde, según las autoridades estatales, sólo se roban Frutsis y Gansitos. Verdaderamente preocupante esta situación y las cifras en materia de secuestro, porque reflejan sin duda la falta de estrategias por parte del gobierno para combatir este mal que afectan a muchas personas, porque si bien el plagio directamente afecta a la persona que se priva de la libertad, indirectamente se ven perjudicadas las familias y la suma de afectados se ven multiplicadas considerablemente.
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