Joaquín López Doriga, El Rey del Chayote

Chayote
Periodistas de Televisa
- en Opinión

Luis Ortiz Ramírez / En el ambiente periodístico a la dádiva, mayormente económica, que recibe un reportero o un columnista por expresarse bien, de manera escrita, hablada o audiovisual, de un político, de una dependencia gubernamental y hasta de una empresa, se le conoce como Chayote.

Entre los periodistas, ya se conoce quienes son los fieles adeptos al chayote, se les puede ver en los cafés, esperando gorrear el desayuno, algunos más osados buscan a los funcionarios en su oficina y hasta en su propia casa, para pedir el codiciado billete.

Según relata Manuel Ajenjo; en una ocasión, Don Julio Scherer García le pidió a Elías Chávez, reportero que fue de la revista Proceso, pormenores y su opinión sobre esta práctica para incluirla en su libro Los presidentes. Chávez escribió: “El chayote florece a su máximo esplendor desde que Gustavo Díaz Ordaz institucionalizó su irrigación. Mientras el entonces Presidente de la República pronunciaba un día de 1966 el discurso inaugural de un sistema de riego en el estado de Tlaxcala, entre los reporteros corría la voz: ‘¿Ves aquel chayote? Están echándole agua.

Ve allá. Allá, semioculto por la trepadora herbácea, un funcionario de la Presidencia entregaba el chayote, nombre con el que desde entonces se conoce el embute en las oficinas de prensa. Tan popular se volvió que su entrega dejó de ser oculta”.

La salida del conductor estrella de televisa, Joaquín López Doriga, no se debe a la restructuración de la empresa, que por cierto cada día va más en picada, su ominosa salida es debido a las serias acusaciones de cohecho, coacción y chantaje que lanzara la importante empresaria María Asunción Aramburuzavala, contra este periodista y su esposa.

Si bien era cierto que parecía intocable, los jefes de televisa, sabían que sus días como conductor del noticiario estelar estaban contados, la denuncia de extorsión contra su esposa y la acusación de  María Asunción Aramburuzavala,  no era cosa menor; sin embargo en el colmo de su desfachatez, López Doriga, todavía escribió burlón y desafiante: “Los hay que, en su miseria humana, andan por la vida repartiendo falsos certificados de defunción”. Para el buen entendedor, López Dóriga aseguró que su patrón lo respaldaba.

No obstante de la seguridad del conductor de noticias, la Revista Proceso, bajo la pluma de Jenaro Villamil, en un reportaje de portada que tituló: “Los Negocios de López Dóriga”. Villamil describió cómo a través de varias empresas el conductor y su esposa, estuvieron recibiendo contratos de gobiernos federales y estatales entre 2001 y 2015 por casi 240 millones de pesos. Esa si era una verdadera tonelada de chayotes.

No se discute si López Dóriga, era o no buen conductor de noticias, lo que realmente era alarmante, era la impunidad y desvergüenza  con la que el conductor amedrentaba a los que se atravesaban en su camino. Lo que se debe de subrayar es la relación de un periodista con el poder, una relación perversa, que deja muy de lado la intención de informar con ética y veracidad.

Lo que nadie puede refutar, es que la pluma y el espacio en  televisión  estaban a la orden del que lograba pagar la cantidad que este personaje solicitaba. Hoy por fin se anuncia su salida, se va el Teacher Doriga, y no se va como los grandes, se va vergonzosamente por la puerta de atrás.

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