Yunes enfrenta la furia del régimen priista

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Miguel Ángel Yunes Linares
- en Opinión

Arturo Reyes Isidoro / El pasado 9 de marzo, al reunirse Miguel Ángel Yunes Linares con los integrantes del Consejo Editorial del diario Imagen de Veracruz, el periodista José Pablo Robles Martínez le recordó que había sido funcionario del PRI y le preguntó si creía que lo iban a dejar llegar.

No es de que me dejen llegar, yo voy a hacer todo para llegar; no les pido permiso, si les pido permiso no me dejan llegar. Es lidiar con amenazas, presiones, guerra sucia, inequidad, uso de recursos públicos, de las instituciones públicas para apoyar al PRI, eso es con lo que hay que enfrentarse. No es de que me vayan a dejar llegar, voy a llegar porque tengo voluntad y hay que ver hasta dónde quiere cambiar Veracruz”, fue su respuesta.

No era entonces todavía candidato formal de su partido, el PAN, y no se consolidaba la alianza con el PRD, pero ya se daba por hecho que sería el abanderado de una alianza entre ambos partidos, y su respuesta era la de un político con experiencia incluso en guerra sucia porque como funcionario de gobierno y partidista del PRI la practicó, y por lo tanto sabía exactamente lo que decía, a lo que se exponía y lo que le esperaba.

Lo que vaticinaba entonces, casi mes y medio después, ya como candidato oficial de la alianza “Unidos para Rescatar Veracruz”, conformada por panistas y perredistas, se acentuó a partir del lunes y se ha intensificado mediáticamente y en las redes sociales y ya no se ve que vaya a parar ni a disminuir, sino que seguramente irá en aumento hasta donde más se pueda y hasta donde lo puedan reventar políticamente como candidato si ello es posible, todo con tal de que no llegue al poder.

Es un hombre, pues, en este momento, un político veracruzano de oposición que enfrenta ya la furia del régimen priista en el poder, federal y estatal, al que amenaza, sus intereses y canonjías que ha detentado en el estado por más de 80 años, que hará hasta lo imposible porque no alcance su objetivo, porque es mucho y cuantioso lo que está en juego.

Primero lo intentaron frenar para que no alcanzara la candidatura, al mismo tiempo que maniobraban para impedir la alianza de derecha e izquierda política. Desde el Congreso federal mismo, la diputación priista veracruzana revivió una vieja denuncia en su contra de un grupúsculo de vándalos a su servicio, los mal llamados 400 Pueblos, exigiendo a la Procuraduría General de la República que actuara en su contra, a la vez que desde el Congreso local la también diputación tricolor lo atacaba por otro flanco denunciando a su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez, presidente municipal de Boca del Río. La idea oficial era llevarlos a prisión a los dos. No lo lograron, como tampoco pudieron frenar la coalición azul-amarilla.

En su reunión a la que aludo con los miembros del Consejo Editorial, Miguel Ángel les dijo que lo ideal hubiera sido que consiguiera los votos de convicción, pero realista e inteligentemente apuntó a conseguir el “voto de enojo”. Ante la mención que le hicieron de Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa, su respuesta fue:

Hay una reacción de coraje muy severo que se expresa en la calle, la gente está enojada y enterada de lo que ha pasado. Sabe bien sobre las responsabilidades. El PRI perdió la oportunidad de cambiar porque regresó con lo más viejo de lo viejo. Yo pensé que el PRI podría mandar un mensaje de haber entendido la lección pero no es así”.

A estas alturas, cuando sólo faltan cinco semanas y días para que termine la campaña para gobernador del estado, ya están muy definidas las posiciones de batalla: el régimen, el viejo régimen con todos sus vicios, que le apuesta a su bien aceitada estructura de control y de cooptación de casi todo, incluyendo la de una buena parte de los medios informativos, y el rebelde vuelto opositor que le apuesta a la inconformidad popular para lograr lo que hasta ahora ha sido imposible: derrotar al partido en el gobierno, su ex partido, otrora avasallante, hegemónico, vertical, autoritario, aunque todavía conserva mucho de ello.

Esa inconformidad popular fue lo que catapultó a Yunes Linares a la cima de las encuestas hasta antes del inicio de la campaña y en los primeros días de la misma, porque estaba urgida de alguien que la liderara porque fuera contestatario y que tuviera el valor de enfrentarse al régimen y a enfrentar las consecuencias, pero que además representara al vengador de los agravios que ha sufrido la sociedad reflejados en un mal uso de los recursos públicos, los que paga con sus impuestos, pero también en la terrible inseguridad pública que prevalece en todo el estado y que hasta ahora nadie pone freno.

Pero el papel del panista no es fácil, en parte por provenir de lo mismo que ahora combate, donde también tuvo sus pecados originales, que ahora le reprocha y lo combate y los usa como armas en su contra, que le exhibe su pasado y que lo pone bajo sospecha aunque no le compruebe fehacientemente ninguna imputación, pero que magnificadas por el uso al que se prestan algunos medios y la fuerte caja de resonancia que significan hoy las redes sociales lo han logrado impactar, aunque no se tenga preciso en qué grado hasta que no tengamos una encuesta actualizada al día de hoy.

El régimen priista tuvo un hecho circunstancial a su favor para iniciar la embestida mayor que hoy sufre el opositor cuando una investigación internacional puso en medio del escándalo a su hijo Omar, y luego la filtración de un audio a un medio norteamericano de una conversación con padre e hijo los colocó en medio de otro huracán, en los que si bien no hay ningún hecho consumado de ningún ilícito, quedó la sospecha por un intento de inversiones, que sólo una investigación seria determinaría si eran legales o no, pero en este caso está funcionando el dicho propio de la picardía política mexicana que dice calumnia que algo queda.

Yunes Linares, por más que trata de disimularlo, no es inmune a este tipo de ataques y bien sabe que puede minarlo, aunque habría que ver qué tanto. Seguramente por eso es que ayer salió a defenderse públicamente en una gran caja de resonancia como lo es el Congreso federal, donde dijo que la campaña sucia en su contra y también en contra de su familia “la están haciendo quienes tienen miedo porque saben que van a perder las elecciones del próximo 5 de junio”.

Se acuerpó con diputados panistas y perredistas y acusó que Televisa y Univisión, de donde ha recibido mucha metralla, se quejó que le han negado el derecho de réplica, adelantó que la guerra sucia en su contra continuará pero aclaró que sería la única vez que se referiría a ella para mejor concentrarse en su campaña y “no perder el tiempo en acusaciones”.

El tiempo corre, vuela. En efecto, para ninguno, ni para Héctor Yunes Landa ni para Miguel Ángel Yunes Linares hay tiempo que perder, quien lo haga se estará sentenciando.

Qué tanto le ha afectado o le está afectando la guerra mediática que le han desatado eso lo podría dejar en claro sólo una encuesta actualizada. Ayer dijo que son 13 encuestas las que lo ponen en primer lugar. Habrá que ver si las cinco semanas y días que quedan de campaña le alcanzan para conservarla, o si el régimen tricolor lo frena, lo alcanza y lo derrota. Quien diga que la elección ya está decidida no tiene bien hechos sus cálculos políticos.

Duarte se movilizó oportunamente

Parece que lo hubiera previsto. El gobernador Javier Duarte de Ochoa finalmente había decidido no ir a una reunión sobre seguridad que hubo ayer en Cancún y estaba trabajando en Xalapa cuando le notificaron la terrible explosión que había ocurrido en Coatzacoalcos. De inmediato se trasladó al sur junto con el Secretario de Gobierno, Flavino Ríos Alvarado; la titular de Protección Civil, Yolanda Gutiérrez Carlín; y el Coordinador de Comunicación Social, Alberto Silva Ramos, y se puso al frente de las tareas de emergencia.

Por la tarde lo escuchamos informar sobre lo ocurrido en varios noticieros radiofónicos de la Ciudad de México y esta vez si actuó oportunamente, lo que debe de señalarse. Anoche permanecía en aquel puerto del sur del estado.

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