¿Veracruz se pinta de azul?

- en Opinión

Édgar Hernández* /

Pregunta el diario Milenio: “Y Duarte ¿cuándo renuncia?»

Sospechosa y desusadamente alegres se encuentran los panistas.

¡Hey, familia!..

Miguel Angel Yunes, Pepe Mancha, Julen y toda la tropa ya se pusieron en la línea de arranque tras la aprobación nacional de su alianza y luego de que las encuestas del fin de semana, las hechas por el gobierno federal –PRI incluido-, muestran un ligero repunte del inminente candidato del blanquiazul.

Yunes Linares está que no cabe. Todas se le cumplen.

Contiende contra un candidato priista no salido de la Fidelidad, su primo hermano con quien se trenzará a muerte con un discurso incendiario y vitriólico. Luchará contra un PRI dividido y desmadejado abriendo campo fértil para la victoria opositora. Vence a una dirigencia de papel periódico, la encabezada por Alberto Silva, que deja un priismo pulverizado, y observa con gran alegría una bolsa seca para su contrincante Héctor Yunes que al arranque lo inmoviliza.

Cochino mundo material nada se mueve sin dinero.

Yunes Linares por lo pronto ya tiene su guardadito, acaso inconfesable, pero al fin ahorritos que le dejó seguramente alguna abuela. Tiene además la estructura, el apoyo del Comité Nacional del PAN y esa piscacha que le entrega en bandeja de plata el PRD.

¿Así o más fácil?

Mientras en las filas priistas hay angustia.

La lucha contra los de su clase luego de 11 años, dejó a Héctor en la lona. Con el fajín de campeón pero en la lona. Está desfallecido, menguado, con necesidades de oxígeno y hambriento de apoyos de toda índole, pero lo más importante con la urgencia de unir a su partido, el PRI, en tiempo record.

La elección del 5 de junio está a la vuelta de 16 semanas y a pesar de lo andado tendrá que partir de cero. Apoyarse en Amadeo Flores Espinosa quien se sacó el tigre de la rifa y sumar a un huidizo Pepe Yunes, de cara un PRI desacreditado y falto de credibilidad ante tantas corruptelas de la Fidelidad.

Mientras el señor Javier Duarte hace como que la virgen lo mira. Escudado en “para el PRI mi voto y mi cuota” incumple al no votar por Héctor y no pagar la cuota que él si recibió y a manos llenas cuando fue candidato en el 2010.

Ese zafarse, enviar a sus amanuenses a meter ruido, retirar encolerizado a su cisne muerto “porque cumplió su ciclo” y apoyar sin apoyar a Héctor, en mucho recuerda a don Agustín Acosta Lagunes, quien tanto hizo desatinar al candidato Fernando Gutiérrez Barrios.

A grado tal que hubo necesidad de regresar al centro para pedir apoyo financiero y ciertos amarres que le permitieran al aspirante mantenerse en la línea de flotación.

La campaña sería larga, prácticamente a ras de piso y con un sinfín de adversidades que una a una se fueron venciendo incluido ese artero asesinato en plena campaña, de Demetrio Ruiz Malerva.

Ya con la victoria en la bolsa, Gutiérrez Barrios inició la reconstrucción del tejido social, le regresó a Veracruz la seguridad, sentó las bases de la reconstrucción después del medioevo acostalagunista y comprobó cuando revisó las arcas que ni era tanto lo que se decía había ahorrado el saliente que en los dos años del gobierno de don Fernando prácticamente se autoexilió.

¿Qué si los tiempos han cambiado?

En lo absoluto. Héctor todavía hace unas horas luchó para vencer la tozudez de esa Fidelidad perruna que no suelta prenda. Nomás no quieren dejar el poder, pero sobre todo quieren negociar a toda costa a sabiendas de que su futuro corre peligro.

Vaya caradura de enviar al mejor exponente de la corrupción, a Jorge Carvallo, a pelearle la plaza hasta el último minuto al odiado por la Fidelidad Héctor Yunes Landa.

No hay recato y por supuesto menos rubor.

Es la lucha por el poder en donde todos los días pelean las 99 buenas porque la mala es la cárcel.

Ya por lo pronto esa sana distancia que guarda el primer priista veracruzano mueve a la sospecha. Los Pinos y el PRI nacional observan el desacato. Asombra que teniendo todas en contra persista con ese berrinche de niño de seis años.

Javier Duarte la perdió y está al borde del precipicio aunque parece que no registra, que no la pesca. Está en el autismo político. Grave.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo

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