Entrevista, entrevista, lo que se conoce como entrevista con el Chapo, pues no la hubo

Micrófono¿Ya se dio usted tiempo para leer la traducción de la “entrevista” de Sean Penn al Chapo Guzmán? Al parecer entrevista, entrevista, lo que se dice entrevista no hubo. Más bien Joaquín Guzmán Loera respondió frente a una cámara muy austera, al parecer de teléfono celular y con un audio pésimo, en un escenario de gallinero, a 37 preguntas que el actor estadunidense le mandara por escrito. Nada que ver con la entrevista que Mike Wallace le hiciera al Ayatolá Jomeini en la que se atrevió a preguntar si estaba loco; nada que ver con la entrevista que Julio Scherer le hiciera a al Mayo Zambada, el otro narcotraficante más buscado en este país. Claro, hay que entender que aunque Sean Penn, quien colaborara en algún tiempo para el San Francisco Chronicle, de donde renunció porque el medio llamó a Hugo Chávez dictador, es más actor que periodista. Y aunque pudiera interpretar el papel de un periodista y ganarse un Oscar por ello, el periodismo es una profesión que requiere de preparación, destreza y de cierta clarividencia.

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