La fotografía de hoy

- en Opinión

Filiberto Vargas Rodríguez / En honor a la verdad, Héctor Yunes Landa sigue a la cabeza en las encuestas.

La más reciente, la de El Universal (con metodología publicada y en concordancia con el INE) señala que es el más conocido de los aspirantes (58.6%) más de 10 puntos por encima de su primo hermano, el ahora panista Miguel Ángel Yunes Linares.

No es, sin embargo, el factor de conocimiento el que se toma en cuenta para definir una candidatura. Hay dramáticos ejemplos de que ese valor por sí solo no es suficiente. De ello pueden dejar constancia, al menos en Xalapa, Reynaldo Escobar y Elizabeth Morales.

Frente a escenarios virtuales, esto es, planteándoles a los encuestados probables contendientes, el propio Héctor Yunes aparece como el aspirante con mayores posibilidades de victoria frente al más evidente rival, Miguel Ángel Yunes Linares.

La encuesta muestra a Héctor con el 22% de posibilidades de triunfo, frente al 21% de su primo hermano.

Lo curioso del caso es que la misma encuesta muestra que el abanderado del PAN vería reducida su votación si el candidato priista fuera Pepe Yunes (bajaría a 20.4%) o si fuera Alberto Silva (se reduciría al 20%).

Es por eso que en el campo panista aseguran que el rival más cómodo para Yunes Linares es, justamente, su primo Héctor. Al grado de que hay quienes sugieren que pudiera darse un acuerdo entre ambos, para definir la elección antes de llegar a las urnas.

Como es evidente, el personaje que más ha crecido en los meses recientes es el actual dirigente estatal del PRI, Alberto Silva Ramos, quien incluso encabeza la encuesta en niveles de aceptación por parte de los votantes (44.2% de Silva contra 37.6 % de Yunes Linares; 34.1% de Héctor Yunes, y 30.8% de Pepe Yunes). Es lo que los encuestadores llaman “positivos” y que tienen gran importancia el día de la elección.

Muy bien lo dijo Flavino Ríos este lunes al reunirse con el llamado “Grupo de los Diez”. Cada proceso sucesorio es diferente, los tiempos y las circunstancias obligan a cambiar. Recordó que Miguel Alemán fue “destapado” a finales del mes de diciembre, mientras que Fidel Herrera tuvo que esperar hasta mediados de febrero.

En ese entonces las elecciones eran en el mes de julio, y ahora son un mes antes. Sin embargo, ahora el tiempo destinado a las campañas es más corto. Todos esos factores influyen, lo mismo que –como el propio secretario de Gobierno lo confirmó- sucesos ajenos al Revolucionario Institucional, como la eventual alianza PAN-PRD, que puede ser determinante al momento de definir al abanderado del PRI.

Cierto, las encuestas son fotografías instantáneas. Plasman la opinión de los votantes en un momento determinado. Pero no hay que perder de vista que la fotografía instantánea de hoy, está más cercana a la realidad que la tomada hace seis meses.

Las encuestas de opinión no son, ni han sido, un método para elegir candidatos en el PRI. Los documentos básicos no lo incluyen. Para lo que sí sirven las encuestas es para generar opinión entre los delegados del PRI que habrán de elegir a la mejor opción. O, para ser más claros, ayudan al Gran Elector a definir la identidad del “candidato único”.

No falta mucho. Habrá convocatoria y un solo candidato registrado. Los demás se sumarán.

Así son las cosas en el PRI.

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