Reinas magas de la CNC

- en Opinión

Brenda Caballero / Faltaban diez minutos cuando íbamos llegando al Teatro Reforma en Veracruz. “Un momento­­”, dice Zaida Lladó, “¿el evento es aquí?”, pregunta a Vicky Durán, Elsa de León y a su servidora, pues el teatro lucía cerrado. Vemos la invitación y nos percatamos de nuestro descuido: el Encuentro Nacional de Mujeres Cenecistas era en el Auditorio Benito Juárez, no en el Teatro Reforma. Reímos nerviosas mientras tomamos un taxi a nuestro destino.

Ahora sí: el Auditorio Benito Juárez luce una fila de mujeres tratando de entrar al recinto. Pero ¡sorpresa! también hay varones formados. ¿No era un evento de mujeres? Me pregunto.

Me acerco a un joven y le digo: “tengo entendido que éste es un evento de mujeres ¿Por qué está aquí?”

Voltea a verme y me responde: “vengo acompañando a mi esposa Mayra López”; más tarde me entero que ellos vienen de Ixhuatlán del Café y ella es regidora.

José Luis Santiago López nos saluda. Está en un stand de artesanías, donde nuestra anfitriona Elena Córdova  nos recibe con un cálido abrazo.

Mi mirada se desvía de inmediato hacia un grupo de mujeres que tienen entre sus manos muchas obras de arte elaboradas en el telar. Celia, de 42 años, originaria de Soledad Atzompa, me enseña un rebozo. Me presume que tardó 20 días en elaborarlo, aunque hacer el hilo de lana le llevó mes y medio hacerlo. ¡Qué maravilla, cuando yo no sé ni tejer!

Leticia Zepahua, Secretaria de Acción Indígena del PRI, se acerca y me informa que son varios grupos de artesanos de diversos municipios los que se encuentran reunidos en el evento, que elaboran rebozos, bufandas, chalecos, gorras, pantuflas, y que salen cada dos meses a vender para llevar el sustento a sus comunidades. Sabino, joven de apenas 20 años, interrumpe y presume un rebozo elaborado por él mismo. Leticia me presenta a otro grupo del municipio de Tequila.

José Cristóbal me dice que viene con “sus mujeres” a las que les habla en náhuatl (su abuelita, su prima-hermana y su tía) y me muestra orgulloso su traje regional de la zona de Zongolica, con algo especial: la manta tiene 46 años, regalo de su abuelo José. Es impresionante,  ¡se ve como nueva! Sacan sus artesanías: separadores de libros, bolsas, rebozos, fajillas para la cintura y hasta tlalpiales. ‑Tengo que entrar‑ le digo y amablemente me regala una pulsera bordada por ellos.

Adentro está lleno… creo no había visto tanta mujer junta. Me dicen que hay representantes de todos los estados de la República.

Me acerco a una chica con una banda que dice Conmujer, es Karina, de 18 años, oriunda de Vicam, Sonora, una población de la etnia yaqui. Su banda atravesada le hace parecer que participará en un concurso de belleza. Ella me da a entender que la belleza no está peleada con el campo y que muchas veces el que sea bonita no indica que no conozca sus raíces, de las cuales está orgullosa, pues en su familia son agricultores.

Lety viene desde La Bufadora,  Baja California. Desde su Asociación Civil, con la CNC, promueve el apoyo rural para las mujeres bajando recursos. Hace un paréntesis para distinguir a la senadora Mely Romero Celis, secretaria de Acción Femenil del CEN de la CNC:

‑¡Nos ha apoyado mucho!

‑Eso he escuchado constantemente entre las presentes‑ le digo‑ ¿Será que pueda ser Presidenta de la República?

‑¡En esa plataforma estamos trabajando!‑ me dice entusiasta.

Las porras de diversos estados se escuchan con fuerza, aunque las veracruzanas no se quieren quedar atrás y gritan entusiastas. Presentes, mujeres de Pánuco, Coscomatepec, Martínez de la Torre, Veracruz, Filomeno Mata, Boca del Río, Coahuitlán, entre otros.

Y de este último municipio es Lidia, de 20 años, quien porta un kexhkemh bordado de flores de muchos colores. Le pido de favor me lo escriba. Con una sonrisa me dice que es en totonaco y que tardó 15 días en bordarlo.

Hilda, Gema y Maya vienen de Oaxaca. Hilda platica que su familia es de campo aunque también conocen la ganadería, y que aparte de buscar apoyo para proyectos productivos, hacen talleres agrarios. “Es decir ¿les enseñan a arar la tierra de cultivos y abonos?”, le pregunto ingenua.

‑No, en los talleres se aprende a defender la tierra.

Creo que me sonrojo y vuelvo a interrogar: “¿A defenderla de los varones?” María contesta: “en Oaxaca hay mucho machismo, muchas veces nos atacan por ser mujeres; en mi caso, soy viuda desde hace 22 años y he aprendido a ser hombre y mujer a la vez; las mujeres hemos continuado en la lucha para la defensa de nuestras tierras.

‑Pero ¡aquí hay hombres presentes!

‑Sí, estos hombres son los que nos apoyan al igual que el senador Manuel Cota Jiménez, Presidente del CEN de la CNC, ¡no son machistas, son unos caballeros!

Lilia viene de Carlos A. Carrillo. Para ella, ser una mujer Cenecista es aquélla que apoya al hombre en el campo y con llevar sustento a su hogar.

La porra del Estado de México suena fuerte. Hilda, muy contenta, asegura que vienen de varios municipios como Metepec, Tultitlán, San Felipe, entre otros. Para ella, ser una mujer cenecista es ser luchadora, con ganas de superación, así como el apoyar mutuamente a otras mujeres de zonas rurales.

Lilia, Rita, Conchita, Magdalena, Mónica, Dulce, Miriam, entre otras presidentas seccionales del municipio de Veracruz, no dejan de echar porras. Portan pañuelos rosas. Me dicen que es distintivo de las veracruzanas. “¿Son cenecistas?”, pregunto. De inmediato, a coro, afirman: “¡Somos priístas!”

Me acerco a Sandra Soto: ¿eres cenecista? No, me dice ser presidenta de la Asociación Nacional de la Unidad Revolucionaria y que la invitó Juan Carlos Molina Palacios, dirigente estatal de la CNC y Elena Córdova, Secretaria de Acción Femenil en la CNC, de quien expresó que es una extraordinaria joven de trabajo y perseverancia. Tanto Molina como Córdova fueron responsables de este magno evento que congregó a 5 mil mujeres y más de un centenar de hombres, en las festividades del 101 aniversario de la Promulgación de la Ley Agraria.

Corintia Cruz Oregón, Rosa Luna, Octavia Ortega Arteaga, Martha Montoya, Regina Vázquez, eran de las asediadas con las fotografías. Erika Ayala, en gran plática con Manuel Cavazos Lerma. Tarek Abdalá se coló hasta el presídium para tomarse una selfie con las mujeres y echarse una larga plática con Lilian Zepahua. Creo que Abdalá Saad tiene celulitis, pues todo el tiempo se la pasó en el móvil a pesar de los discursos políticos.

De fondo, Manuelita, originaria de la Sierra de Zongolica, nos deleitaba con sus canciones, con las cuales ya grabó su disco. Se despidió con “La vida en el Campo”.

Olga Lidia Robles arribaba al lugar, mientras Yolanda Gutiérrez Carlín, al entrar, era recibida con una porra por parte de las mujeres seccionales de Veracruz. Ella agradeció el gesto con un abrazo a cada una.  Otra porra sonó cuando entraron Héctor Yunes Landa y Verónica de la Medina. Ahora, todos querían foto con Héctor.

“¡Que vivan las mujeres!”, se escuchaba en el Auditorio entre aplausos, matracas y gritos. Otra porra  cuando entró Javier Duarte, que a pesar de que anunciaron su llegada con su esposa Karime, ésta no asistió. Poco después, el senador Manuel Cota se lo “reclamaría” en su discurso, diciéndole que para la otra, no viniera sin ella.

La senadora Mely fue de las más ovacionadas en su discurso al pronunciar que el trabajo de las mujeres cuenta, al grado de que se incrementaría 30 por ciento más la producción si las mujeres intervinieran más en el campo. Pero aseguro que las mujeres somos aliadas, no somos competencia.

Manuel Cota demostró también ser muy querido entre las féminas pues las muestras de cariño y aplausos no se hicieron esperar. Aunque las veracruzanas estallaron de júbilo cuando propuso celebrar el 5 de enero de cada año en Veracruz, como el día de la Mujer Rural.

La CNC reconoció a 4 mujeres: a Iveth la Roca Zamora, boxeadora; Erika Espinoza, de la Asociación “Dile a la Vida que sí”; Claudia Pavlovich, gobernadora de Sonora (quien no asistió por sus actividades), y Rocío Vega (la Pajarera), quien cantó a capela, haciendo resonar su voz en todo el Auditorio y poniéndome la piel de gallina. Creo que a Melchor, Gaspar y Baltazar se les adelantaron estas 5 mil mujeres en llegar a Veracruz.

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