Pinche gordo ojete

- en Opinión

Salvador Muñoz / ¡Pinche gordo ojete! Y no me disculpo por mis palabras. Pero la verdad, eres un ojete. Así, con todas sus vocales y consonantes.

Me da pena decirlo, pero yo creía en ti, en tu bondad, ¡vamos! hasta te defendía de aquellas personas que te atacaban. Disfrutaba de tu carcajada a todo lo que da, porque pensaba que eras inteligente, pero no… ya veo que no…

Tus actos te desnudan y dejan ver lo que realmente eres… ¡un pinche gordo ojete! que no sabe de sensibilidad, que le vale sorbete los sentimientos de la gente, de la esperanza que maldita sea la cosa, generas en ella, porque sí, la gente se esperanza en ti por todo lo que representas… o representabas.

Hoy, es seguro, ya nadie cree en ti… nadie cree en tus palabras, en tu aparente bondad, en tus promesas y demás. Hoy, para el resto de las personas como para mí, eres sólo una cosa: ¡Un pinche gordo ojete!

Así que por eso, méndigo Santa Claus, voy a escribirle mi carta a los Reyes Magos, porque tú, nunca de los nunca, me trajiste ni me traerás nada.

Pero lo que me sorprende es que nuestros políticos aún crean en ti y hasta ya estén preparando la cartita, por cierto, de las que tengo copia y todas, con el consabido “Querido Santa” por delante:

 

“Yo sólo te pido un bastón para los pensionados… ¡pero un bastón eléctrico!

Te quiere

Arturo Bermúdez”.

 

“Yo sólo te pido un segundo piso, pelo no pala mi casa… sino flente a Palacio de Gobielno, pala que así, ya no tenga que leplegar a los ancianos que se manifiestan en Enlíquez. Te quiele

El Chino Líos”.

 

“Yo nada más te pido que me des la CEDH y te juro que haré mejor papel que el de Perera que ni defiende periodistas ni viejitos.

Ah, y me he portado muy bien.

Rafael Ortiz Castañeda”.

 

“Yo nada más te pido que los 212 ayuntamientos me aflojen su predial y con eso, aunque me debas mi regalo, me doy por bien servido.

Tu tocayo en kilos

Javier Duarte de Ochoa”.

 

“Yo no te pido, mejor quítame del Instituto de Pensiones del Estado porque ni me pelan ni resuelvo nada… bueno, eso sí, religiosamente, cada quince días cobro mi humilde salario.

El yerno consentido

Armando Adriano Fabre”.

 

“Yo no soy pretenciosa con mis peticiones, por lo que sólo te voy a pedir dos cosas: un sal de uvas Picot y unos chilaquiles bien picosos para que nadie me note la cruda.

Tu niña buena

Mónica Robles”.

 

“Yo te pido Santa que me des un poquito de credibilidad ahora que me lance como Independiente y que la gente crea que de verdad, soy el Bueno.

Tu cuate

El Chabueno Juan Bueno”.

 

Nos vemos hasta el 26… en espera de que por encima de estos tiempos de repliegues, de caos y de incertidumbre, disfruten estos días que invitan a la paz, armonía y tranquilidad.

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