Gracias a la UPAV las mujeres indígenas también nos superamos: Lucía Ramírez Cachulpas

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Tlaquilpa, Ver. “Como mujer de una comunidad indígena, tener estudios de nivel profesional me hace sentir muy orgullosa, es una experiencia gratificante porque pude vencer mis miedos a desafiar los retos; creo que al prepararnos nos convertimos en ejemplo de superación para todos los que nos rodean, gracias a la UPAV aprendí que nada te detiene si tienes ganas de salir adelante”, dijo Lucía Ramírez Cachulpas, de 40 años y egresada de la licenciatura en Derecho de la Universidad Popular Autónoma de Veracruz.

Ama de casa, dedicada siempre al hogar y cuidado de su familia, comentó que desde pequeña había tenido el sueño de estudiar una carrera profesional, convertirse en abogada era sólo un sueño que se volvió realidad gracias a la creación de la UPAV, institución que preocupada por el desarrollo de una educación justa y equitativa para todos llevó sus programas de estudio hasta esa zona, brindando oportunidades educativas a sus habitantes.

Quién además trabaja en el área de registro civil de ese lugar, señaló que la casa de estudios representa una puerta abierta a la superación, pues con las facilidades que otorga para cursar estudios, ya no existen obstáculos que les impidan prepararse, alcanzar una mejor condición de vida y también participar de forma más comprometida en el progreso de su comunidad.

Dijo que fue precisamente por medio de la educación que recibieron en la institución que las mujeres de su comunidad perdieron el miedo a los estereotipos, tuvieron la oportunidad de acceder al conocimiento en esas zonas de difícil acceso en el que antes era improbable que se creara una universidad, pero gracias al modelo educativo que desarrolla, hoy día hombres y mujeres de todos los sectores pueden hacer realidad sus sueños de aprender.

Externó que a pesar de estar en una comunidad alejada de todos los servicios públicos, caminar de una a dos horas o de trasladarse de un poblado a otro para acceder a la formación que ofrece esa universidad, es un sacrificio que vale el esfuerzo, pues el deseo de adquirir los conocimientos así como herramientas cognitivas para convertirse en profesionistas, siempre fue más perenne que la idea de abandonar sus sueños, pues la UPAV demuestra que no hay impedimento para estudiar.

“Vivimos en una zona donde es difícil llegar, a veces no teníamos cerca todas las herramientas necesarias para realizar nuestras tareas, eso nos hacía pensar en rendirnos, pero el interés de nuestros maestros nos dio el impulso para continuar”, agregó.

Acerca de los asesores solidarios voluntarios dijo que fueron los guías de su aprendizaje que comprometidamente viajaban hasta su comunidad para llevarles el conocimiento y lograran llegar al final de la meta que iniciaron, además se convierten en amigos y consejeros que viendo el deseo de superación los impulsan a seguir adelante, para crecer constantemente, desarrollando lo aprendido en las clases, para con ello participar en la construcción de un mejor estado.

Finalmente agradeció al contador Andrés Blancas Portilla, rector de la UPAV, por continuar la labor pedagógica que realiza la institución, para que la educación siga fluyendo en esa zona y se le otorgue la oportunidad a nuevas generaciones de veracruzanos que desean prepararse y superarse mediante la formación académica que concede la universidad del pueblo y para el pueblo.

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