Angélica Navarrete y el SAS, bañarse en fango

Ecocida
Angélica Navarrete
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Armando Ortiz / (Segunda parte) Según nota publicada en el periódico Notiver, Erasto Gómez Díaz quien había trabajado 31 años en el Sistema de Agua y Saneamiento, SAS, acudió a las oficinas de Angélica Navarrete, ubicadas en Grijalva 575, Fraccionamiento Reforma de la ciudad y puerto de Veracruz. Había sido citado ahí para recibir su liquidación por renuncia voluntaria. Angélica Navarrete le entregó la cantidad de 270 mil pesos en efectivo, sin embargo le extendió un recibo para que lo firmara, pero el recibo tenía anotada la cantidad de 360 mil pesos, es decir 90 mil pesos menos. De inmediato Erasto Gómez reparó en eso. No se le hacía justo que por 31 años de trabajo sólo recibiera 270 mil pesos, pero menos justo se le hacía que la lidereza, que ni siquiera estaba cuando el empezó a trabajar, se quedara con la cantidad de 90 mil pesos. Por supuesto Angélica Navarrete se negó a darle el completo por lo que Erasto decidió demandarla ante la Fiscalía Primera del puerto de Veracruz.

Ahora bien, este es sólo un ejemplo de lo que está sucediendo con los extrabajadores del SAS que tramitan su liquidación a través del sindicato. Angélica Navarrete busca en cada una de las liquidaciones, que rebasan las 500, quedarse con una parte. De hecho algunos extrabajadores comentan que la secretaria general del sindicato “José Azueta” del SAS, ha obligado a sus agremiados a firma una carta poder donde le otorgan el 30% de sus liquidaciones.

Durante el tiempo que la señora Navarrete representó a los trabajadores del SAS en el puerto estuvo cobrando cuotas que sumaban 235 mil pesos mensuales, lo que hacía un total de 2 millones 800 mil pesos anuales; solamente por representar a sus agremiados. Ya habíamos hablado de que para obtener una chamba en SAS había que pagar 20 mil pesos por adelantado, tan sólo para agremiarse.

Ya en la entrega anterior explicamos que el Sistema de Agua y Saneamiento Metropolitano había colapsado gracias a los desfalcos ocasionados por las administraciones anteriores, gracias a los aviadores que, tanto de la administración, como del sindicato, hicieron del SAS un botín que imaginaron inacabable. También estaba el desperdicio del agua y el hecho de que muchos consumidores no pagaban el servicio. Si a esto sumamos la mano negra de algunas administraciones estatales, que vieron en el SAS “su caja chica”, entonces era comprensible que SAS colapsara. Tenían para pagar a sus aviadores dorados, pero le quedaron a deber hasta al de los volovanes. 580 millones a CONAGUA, 13 millones al IMSS, 13 millones a CFE, 9 millones al INFONAVIT; ¿en verdad pensaron que esa fuente de agua les iba a durar toda la vida? La ambición desmedida de los administradores del SAS y de los corruptos líderes sindicales, no les dejó ver que nada es para siempre.

El SAS está siendo liquidado. Grupo Metropolitano de Agua y Saneamiento, MAS, se hará cargo del servicio. Los usuarios regulares tienen miedo de los cambios porque suponen que MAS elevará el costo del servicio, además de que lamentan que 1500 trabajadores hayan sido echados a la calle. Esa es la propaganda que han soltado los que anhelan recuperar sus cuotas y el poder que significaba un sindicato corrupto. Sin embargo olvidan decir que grupo MAS invertirá cerca de 13 mil millones de pesos en la infraestructura potable durante los próximos 11 años, lo que podría significar menos desperdicio de agua y más eficiencia, lo que podría incluso reducir los costos.

Asimismo un buen porcentaje de extrabajadores de SAS han sido recontratados por grupo MAS y aquellos que se decidieron por el retiro voluntario pueden acudir directamente por su liquidación, sin que el sindicato de Angélica Navarrete intervenga, sin que ella se quede con el 30% de comisión.

Como si eso no fuera suficiente, Angélica Navarrete insiste en que quiere mil 200 millones de pesos por concepto de liquidación del contrato colectivo. Por supuesto no conseguirá eso, pues no existe norma alguna en la Ley Laboral que permita esa pretensión.

Angélica Navarrete y lo que queda de su sindicato seguirá presionando, advertirá sobre toma de instalaciones hasta que le den lo que quiere. Sin embargo sabe que todo está perdido, pero ella quiere seguir devorando lo que queda del cadáver, como buena ave de rapiña que siempre fue.

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