La tesis Duarte

Perdedor
Javier Duarte de Ochoa
- en Opinión

Salvador Muñoz / La tesis es muy simple para el primer priista de Veracruz en este 2016: Si un Yunes es candidato del PRI, “podría perder” Duarte; si gana el PAN (o la alianza con el PRD), “podría perder” Duarte.

Y si cito en el primer escenario que “podría perder” Duarte si un Yunes es candidato del PRI a la Gubernatura, es porque tanto Héctor como Pepe han contraído un compromiso moral no sólo con sus seguidores, incluso con un sector de la población que si bien, no simpatiza con el PRI, el discurso, las promesas y la esperanza que han sembrado en lo que llevan de campaña, al menos en este año que fenece, genera una expectativa gigante: “aplicar la ley contra quienes saquearon al Estado”, resumiendo sus palabras.

Ahí es cuando cabe el “podría perder”…

Seguimos en escenarios:

Hagamos de cuenta primero, que Héctor o Pepe es el candidato del PRI a la Gubernatura. ¿Ya? ¿Ya vio a uno de ellos alzando el brazo todo un triunfador? ¡Ok!

Hagamos de cuenta después que el pueblo veracruzano cree en las palabras (por enésima ocasión) del candidato del PRI y le da, ahora sí como quien dice, su voto de confianza.

En el peor de los escenarios para Javier Duarte, Héctor o Pepe, en su papel como Mini-Gobernador, su primer acto sería anunciar la investigación contra el ex mandatario estatal.

En el mejor de los escenarios para Javier Duarte, Héctor o Pepe anunciarían investigación en contra de ex funcionarios del ex mandatario estatal.

Pero en el peor escenario de Héctor o Pepe, estaría acatar la instrucción del Altiplano, del CEN del PRI, de Los Pinos, de no hacer olas contra Javier Duarte de Ochoa ¿por qué? ¡fácil! Por dos razones:

1.- El mandatario estatal, políticamente hablando, y creo que nos queda claro a todos, tiene el control total del Congreso local así como mayoría absoluta. ¿Y qué es lo que tienen los diputados? Trabajo de gestoría que en un momento dado puede ser utilizado a favor del candidato del PRI a la Gubernatura.

2.- El mandatario estatal, políticamente hablando, tiene control sobre 99 municipios gobernados por el PRI; de las 30 ciudades más importantes del estado, en 24 manda el tricolor; a ello se suman los ayuntamientos del AVE y PC así como algunos perredistas chaqueteros que han inclinado su balanza a favor del tricolor, como recientemente lo hizo Alvarado.

Así que “bajita la tenaza”, con cerca de 120 municipios a su favor, y 27 diputados trabajando para el PRI más los que se sumen por “chaquetas”, un triunfo del PRI en Veracruz este 2016, tanto en el Congreso como en la Gubernatura, de consolidarse, sería en parte por quien en este momento tiene el pandero, lo que bien le podría valer al mandatario una especie de “inmunidad política”.

Sin embargo, ello podría complicar la transición al 2018 para el mismo PRI, bajo el “supositorio” de que tenemos una sociedad consciente, participativa, responsable, que viendo que el voto de confianza que se le dio a Héctor o Pepe no fue resuelto al estilo romano, es decir, con la muerte de un cristiano (léase: cárcel a un fidelista), ¿por qué volver a confiar en el PRI al final del sexenio de Enrique Peña Nieto?

En caso de que el PAN (o la alianza con el PRD) ganara, el escenario seguiría siendo el mismo para Javier Duarte por similares expectativas que el otro Yunes (Miguel Ángel) ha generado entre quienes lo siguen…

Y si aplicáramos la del Chapulín Colorado para Javier Duarte, tendríamos que exclamar: “¡Oh! y ahora ¿quién podrá defenderlo?” Dos opciones tendría el mandatario estatal:

Que el candidato no fuera ni Héctor ni Pepe y nos saliera un Alberto Silva o un Tomás Ruiz (que dicho sea de paso, “aman a Veracruz”, es su discurso) o sacarse un Independiente, que podría subsanar esa falta de credibilidad hacia los partidos como el mismo PRI, PAN y PRD…

Si el penúltimo párrafo se cristalizara, entonces, mi tesis, al inicio de estas líneas, se vendría abajo.

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