Luis Ortiz Ramírez / Las garantías de seguridad que debe ofrecer el gobierno de Veracruz a todos los maestros notificados para evaluarse, no sólo deben convencer a los maestros sino también a la sociedad veracruzana. Los maestros se sienten agraviados, muchos dudan en presentarse nuevamente a la evaluación . La equivocada política del garrote aplicada por los subordinados, desde luego por órdenes del mismísimo gobernador, solo trajo descrédito al ya desgastado gobierno local. Las cifras dadas a conocer por la secretaria de educación no son convincentes y halagadoras,solo el 48 % de maestros pudieron ser evaluados. Sin embargo la afrenta y humillación a los maestros tiene factura de cobranza, algunos maestros ya se la están cobrando con fuertes reclamos a sus timoratos líderes sindicales, y conociendo el empuje de muchas maestras los candidatos y políticos deberán pensarle dos veces al asistir a eventos magisteriales. Y es que La impunidad que protegió a estos golpeadores profesionales ofende la dignidad de la gran mayoría del magisterio, el mutis guardado por los sindicatos solo revela la complicidad y entregismo al gobierno de los herederos de la fidelidad. Para muestra del enojo magisterial revisemos el comportamiento de las redes sociales. El fin de semana anterior las redes sociales se dieron vuelo subiendo y bajando vídeos y fotografías que documentaron el cobarde ataque de personas que rebelan su jodidez y frustración lastimando con manoplas a mujeres y hombres dedicados a la enseñanza.
Hoy en Veracruz los maestros tienen motivos suficientes para exigir que no vuelva a ocurrir otro fin semana sangriento. Si no hay garantía de seguridad y de respeto a la dignidad magisterial, es seguro que muchos maestros no asistirán.
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