La magia del sistema político priista

- en Opinión

Arturo Reyes Isidoro / José “Pepe” Valencia Sánchez, exdirector del Diario de Xalapa (mi amigo, mi compañero del gremio y mi paisano además, por quien siento aprecio –nos iniciamos juntos en el Diario del Sur de Acayucan, él siendo un niño todavía–) y actual operador de prensa del senador Héctor Yunes Landa, es contundente: el candidato a la minigubernatura del estado, del PRI, es Héctor.

Cito a Pepe y lo tomo como referencia por su cercanía con el senador, aunque –sobre todo ayer– varios compañeros columnistas coincidieron en la misma afirmación. Pepe Valencia, como mejor y todos lo conocemos, en su columna ¡Adelante!, que publica con alguna regularidad en varios medios, el miércoles afirmó que el próximo lunes, una vez que rinda su informe el otro senador priista, José Francisco “Pepe” Yunes Zorrilla, se filtrará ya la identidad de Héctor como el “bueno”.

Para él, “sólo podría derrumbarlo un mega-terremoto”. “Prometí revelar el nombre del futuro candidato priista a gobernador y he cumplido”, afirma mi querido compañero. Y redondea diciendo que Pepe Yunes irá por “la de seis”. “La suerte está echada…”, concluye.

Lógicamente, Pepe Valencia, como buen periodista, guarda la identidad de su fuente, por lo que cabe pensar que la especie la escuchó de su amigo y jefe, el senador Yunes Landa, a menos que la exclusiva se la haya filtrado el gobernador Javier Duarte de Ochoa, o el senador Pepe Yunes, o el mismísimo presidente del CEN del PRI Manlio Fabio Beltrones, o alguien de la Secretaría de Gobernación o de la Presidencia de la República, las únicas fuentes en quien se podría confiar para ser tan contundentes como lo es él.

Si la versión de Valencia Sánchez se confirma, entonces estaremos ante otro cambio sustancial en las prácticas políticas del sistema priista. Porque mi compañero y yo venimos de la vieja escuela periodística a la par de la vieja práctica política tricolor, cuando un político favorecido por una candidatura a una gubernatura se convertía en una tumba –así se decía entonces–, esto es, que una vez que le confirmaban que él iba a ser el candidato no se lo comentaba ni a su alhomada ni a su esposa no fuera ser que por una indiscreción se le “cayera”. Hay que esperar a que llegue el lunes para confirmar si estamos ante un nuevo escenario por una nueva práctica. Todo puede ser.

Pero la época es propicia para que surjan versiones sobre el proceso sucesorio. En Veracruz desde siempre se ha dicho que hablar sobre el tema es un deporte, un entretenimiento que ocupa muchísimas horas-nalga en los cafés donde se tejen y deshacen y se vuelven a tejer versiones, que si Héctor, que si Pepe, que si Alberto, que si Tomás, que si el que usted quiera.

Contra la versión de Pepe Valencia, por ejemplo, el prestigiado columnista del diario Excelsior de la Ciudad de México, Jorge Fernández Menéndez, dio ayer por “bueno” al diputado federal y presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, Alberto Silva Ramos.

En su columna “Razones” y con el título “Escenario 2016: Veracruz, Quintana Roo y Sinaloa”, por lo que hace a nuestro estado, el columnista escribió (cito textualmente):

“En la oposición, Miguel Ángel Yunes Linares será candidato del PAN y del PRD, aunque hay sectores en ambos partidos que no quieren esa alianza. En el PAN, Juan Bueno Torio está en contra y, otro expanista,Gerardo Buganza, amenaza con lanzarse como independiente. En el PRI, otros dos Yunes, Héctor y José, ambos senadores, también quieren la candidatura. Héctor, enfrentado con el gobernador Javier Duarte, no parece tener posibilidades, mientras que José, un buen cuadro priista y muy cercano a Luis Videgaray, se debate entre buscar la gubernatura de dos años o esperar, desde el Senado, la de seis, que podría tener asegurada. La carta local es el presidente del PRI estatal y diputado federal Alberto Silva.

El priismo, para la de dos años, se terminará decantando por Silva, con José Yunes comprometido para la de seis: Silva tiene el apoyo del gobernador y el control de dos tercios de las presidencias municipales en el estado, una bancada amplia en el Congreso local y federal. Y, sobre todo, será una forma, como ocurrirá en otros estados, de responsabilizar, en el mejor sentido de la palabra, al gobernador de su elección”.

Sólo en una cosa coinciden Pepe Valencia y Fernández Menéndez: en señalar que Pepe Yunes irá para la gubernatura de seis años, en 2018.

Lo curioso es que el único que no dice nada es precisamente Pepe Yunes, quien se mantiene haciendo su trabajo habitual en el Senado y recorriendo el estado entregando apoyos económicos que ha gestionado lo mismo para municipios que para sectores productivos y, últimamente, concentrado en que el acto de su informe de actividades legislativas el próximo domingo en el WTC de Boca del Río salga lo mejor posible, si bien en su cuartel hay una gran preocupación porque es tal la demanda de invitaciones, pases y gafetes que temen que la asistencia rebase a su equipo de organización.

En todo caso, Pepe Yunes, si se llegara a confirmar la versión de Pepe Valencia o de Fernández Menéndez, podría perder la candidatura pero ganar la historia este viernes, porque nunca, que se recuerde, en la historia política de Veracruz en vísperas de un destape sucesorio había venido a la casa de uno de los aspirantes el mismísimo presidente del CEN tricolor, como lo hará Manlio Fabio Beltrones esta tarde cuando se reúna a comer con un grupo representativo del estado en el rancho San Julián, en el municipio de Perote, propiedad de la familia Yunes-Suárez-Zorrilla, donde seguramente afuera la temperatura se acercará a los cero grados, pero adentro estará ardiendo de tanto calor político.

¿Pepe ya cuatacho de Duarte, quien asistirá a la comida, luego del desencuentro que desde diciembre pasado han tenido a causa de la minigubernatura de dos años? El encuentro político de esta tarde muestra la magia del sistema político priista, difícil de explicar y de entender por quienes no conocen los recovecos de ese sistema, que hace posible que por conveniencia se salven diferencias (como esos matrimonios mal habidos que aparecen juntos y sonrientes para guardar las apariencias) aunque no se abandonen las actitudes o posturas personales. Gracias a esa magia esta tarde se sentarán a la misma mesa aunque por debajo de ella se estarán dando de puntapiés, que habrá que estar pendientes para ver los gestos que haga cada quien.

Lo cierto es que Pepe Yunes será el gran anfitrión, el factor de unidad a ojos del tótem mayor tricolor, sonorense que sabe de rituales por sus paisanos los yaquis, los seris y los mayos, una presencia relevante que le confiere un gran poder político al peroteño dentro de la simbología política mexicana, que se trata de políticos priistas, que si no hasta me imaginaría una escena similar (lo digo con respeto para todos ellos, la mayoría mis amigos) a la del final de la primera parte de la película El Padrino cuando a la muerte de Don Vito Corleone su hijo Michael (Al Pacino), a sangre y fuego asume el control de La Familia y entonces todos empiezan a desfilar ante él y le empiezan a besar la mano sumisamente en señal de respeto, mientras desde otra sala observa su esposa Kay Corleone (Diane Keaton).

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