La meta de Duarte, descarrillar a Pepe

- en Opinión

Édgar Hernández* / Cumplidos los primeros propósitos de atajar a Héctor Yunes Landa con el “Cañagate”, imponer en la dirigencia priista a Alberto Silva Ramos, y “convencer” al estilo Fidel Herrera, a Manlio Fabio Beltrones, el siguiente objetivo, con el cuento de “primero el programa y luego al hombre, es el descarrilamiento de José Francisco Yunes Zorrilla.

Hoy queda claro que el proyecto de la Fidelidad no se llama Pepe, tampoco Héctor.

El proyecto se llama Erick Lagos Hernández quien lleva de la mano, como elemento distractor, al Cisne. Van por la de dos para cuidar la salida en la impunidad e impedir al mismo tiempo que en el 2018 no avance más la fórmula yunista.

Así, en momentos en que se da la unción de Silva Ramos, la Fidelidad va en espera un acierto, un error.

Apuestan por un José Francisco Yunes “¡Llámenme Pepe, por favor!” desgastado y mostrando hacia el centro que es él y no el primer priista Javier Duarte, quien no quiere la unidad priista; que es el rijoso que batea todo lo que se propone y que no quiere trato con el “garante de la elección”.

La Fidelidad imagina –porque la decisión ya está tomada- que lo que más interesa al centro es que el PRI conserve la plaza y si Duarte es el operador con el dinero y el control político electoral de Veracruz, pues que ponga a quien quiera quien manda en Veracruz con tal de que gane.

Es por ello que, por instrucciones de Fidel Herrera Beltrán, tiene levantado el dedo Erick Lagos Hernández.

Sin embargo, el descarrilamiento de Pepe y el virtual apartamiento de Héctor Yunes Landa, entre los riesgos no calculados por el señor Javier Duarte, daría lugar a que Miguel Angel Yunes Linares se metiera de lleno a la de dos en donde a vistas nada tendría que hacer Erick frente a rival tan poderoso.

Así ya lo acordó con “don Pepe” y ese es el acuerdo.

Es un acuerdo pactado. Si va Pepe, Miguel se hace a un lado; si va Héctor negocia con el “primo”, pero si va un fidelista se mete con todo.

Ello sin contar la decisión de los senadores que una vez apartados del juego sucesorio, en unión de fuerzas y acompañados de buena parte del priismo duro –el no comprado- y de la misma disidencia tricolor, si no se van por el camino contrario con una candidatura independiente, al menos harían a Duarte la mal obra para que Erick Lagos tropiece.

Ello tampoco sin contar a actores periféricos: Morena, Dante y un PRD dividido.

Sin considerar tampoco que ufano el señor Duarte de las 16 diputaciones federales recién ganadas por el PRI, minimiza las derrotas de Veracruz, Poza Rica, Coatzacoalcos, Boca del Río y Xalapa.

Se engaña a sí mismo.

Desdeña que esas plazas representan más votos que la terracería que lo llevó a las 16 curules y juega con números, promesas y presuntas victorias que “ya tenemos en la bolsa”.

El asunto pues no es fácil.

No todo es comprable. Menos a un pueblo engañado y estafado.

Alberto Silva ha recibido la encomienda de convocar a la unidad madreando a los Yunes opositores, situación que bajo ninguna circunstancia permitirá el resto del clan, ni el priismo harto de tanto pleito personal, ni la misma sociedad civil a la que tienen apartada del juego democrático.

Pero además, como dice el propio Miguel Angel Yunes, “no estoy manco”. Solo espera los tiempos y también el “acierto-error” de Duarte quien al momento que meta a la cárcel a Miguel Angel Yunes junior, habrá de lanzase en abierta campaña por todo Veracruz.

Así que descarrilar a Miguel a la par de Pepe y Héctor no es tan sencillo como la pintan en Palacio.

Silva se encontrará además, de aquí al “destape”, con un priismo partido en dos en donde se mueven los priistas de Pepe y en un segundo término la poderosa maquinaria priista de Héctor, que ayer mismo enseñó el músculo previo a la asunción de Silva.

Todo ello con un elemento adicional, Silva es desconocido para la familia priista y eso sí importa ya que al entrar a destiempo y estar con los dedos sobre la puerta, punto más que imposible le será alcanzar en unas cuantas semanas el liderazgo que le llevó años construir a Pepe y Héctor.

El desesperado grupo saliente, que encabeza, no Duarte, sino Fidel, no alcanza a dimensionar que si el PRI pierde en Veracruz, la hegemonía de esta dictadura partidista se perderá para siempre.

Sostiene el ex dirigente priista Ranulfo Márquez que “ni en 30 años el PRI volvería a recuperar la gubernatura”.

Pepe y Héctor; Héctor y Pepe ya fueron engañados por la Fidelidad. Les prometieron y no les cumplieron. Se burlaron de ellos. Les echaron encima a la prensa oficial. Se metieron con sus familias y los botaron a la vera del camino.

No sucederá más.

Ya hay acuerdos, pero con el presidente Enrique Peña Nieto.

Pepe ya sabe la carta que trae, la instrucción de México y cómo se va a armonizar con Héctor. Asimismo Javier ya sabe que es Pepe, pero le juega al por si acaso…y dado que muchos de sus juegos de artificio se los ha comprado (literal y hablamos de la talega) el PRI nacional, se espera el milagro de San Martín de Porres.

El desprestigiado Duartismo confía que pierda el paso Pepe para llevárselo entre las patas.

Pepe, por lo pronto y pa´que no se entuma, se mueve cauto. Discreto. Con la sangre fría. No se va a equivocar. Son tiempos de guardar, de disciplinarse, de no asistir a las fiestas que le son ajenas, de morderse un güevo.

Ya vendrá la suya y sin desquites ni venganzas jugará su juego.

Mientras los perdedores saldrán huyendo y quien se quede a entregar el tiradero solicitará la compasión del ganador, el perdón, el hágase su voluntad en los bueyes de mi compadre.

Habrá pues que confiar en que el cambio habrá de darse, no para que todo siga igual, sino para matar de una vez y para siempre el ominoso presente y abrirle el paso a la esperanza.

Pepe Yunes desde hace algunos meses ya trae su plan ranchero.

No trabaja en lo oscurito, pero se mueve con su grupo de interés y al traer ya en la bolsa el boleto que lo llevará a la candidatura diseña planes y estrategias.

Hacia el 9 de enero del 2016 arrancará su precampaña con un equipo en paralelo a la estructura priista que encabeza desde este día Alberto Silva Ramos.

Traerá un coordinador de campaña y un responsable financiero –por aquello de que a “Chuchita la bolsearon”-. Será tolerante con la dirigencia priista hoy en los cuernos de la luna, pero no podrá tener injerencia en las decisiones de campaña.

Tampoco podrá meter ruido el gobierno del Estado ya que de lo que se trata es ganar credibilidad y no abrazarse a las banderas del descrédito. Se mantendrá, sin embargo, el trato institucional, pero habrá de mantenerse aquello que el propio Pepe Yunes ha cantado de que “juntos, pero no revueltos”.

Y son, en efecto, tiempo de unidad, pero cada quien lo suyo. La unidad solo será posible manteniéndose lo más lejos de una estructura de poder cuestionada, que no garantiza la victoria y que por el contrario ha abierto las puertas a un crecimiento desmesurado de la oposición.

Para el PRI de Pepe Yunes es bienvenida la coalición de fuerzas con los partidos menores, pero no por la vía del chantaje o pagos de dinero en efectivo o adelantado como se ha acostumbrado hasta la fecha, sino con alianzas democráticas que, al triunfo electoral den lugar a un gobierno de participación plural.

Yunes Zorrilla ha insistido que para un gobierno de transición lo más importante es sentar las bases del cambio a partir del combate a la corrupción, el castigo a los saqueadores del erario público, regresar el orden financiero, apartar al crimen organizado y regresar la confianza a la ciudadanía.

Una tarea nada fácil, sobre todo porque se da en momentos en que el gobierno saliente en sus estertores se aferra a la “negociación” del poder y a la protección de quienes dentro del poder delinquieron.

Ya por lo pronto, nuevas listas de aspirantes a cargos de elección popular (el local) están sobre el escritorio de Pepe Yunes.

Es Pepe y no Javier quien decidirá sobre las candidaturas a las diputaciones locales. Serán los 30 candidatos, leales a Pepe, quienes habrán de operar en directo desde sus distritos electorales la victoria priista, hoy en serio predicamento.

Estamos a días del “destape”.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo

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