Juan David Castilla Arcos / Xalapa, Ver. La ceguera acabó con sus sueños. Día tras día, caminan kilómetros sujetados de un hombro y con bastón en mano para evitar tropezar y caer. Cantan a la vida para ganar unos pesos y poder comer. Domitila y Omar, ambos de casi 60 años, luchan con su discapacidad sin recursos ni apoyos gubernamentales.
La música, el acordeón y su relación amorosa son su mayor tesoro. Las instituciones de salud les cerraron las puertas y las oportunidades les fueron negadas.
Domitila Durán y Omar Osorio viven de las monedas que la gente les otorga. De las ocho a las 16 horas, eligen lugares transcurridos para tocar y cantar algunas melodías, y solicitar una ayuda económica. Diariamente, obtienen máximo 100 pesos para cubrir los gastos de las tres comidas.
«No tenemos ningún apoyo del gobierno, nunca nos han ayudado con nada. Siempre salimos a cantar, a veces andamos con una bocina, a veces con el acordeón», comenta ella, debido a que él también tiene severos problemas auditivos.
La mujer es originaria de Córdoba y el varón de Xalapa. La misma discapacidad visual los ha unido durante años. El apoyo mutuo e incondicional les ha permitido esquivar los obstáculos y recuperarse de los golpes que la vida les ha propinado.
A Domitila le tocó nacer con el problema mencionado. En cambio, Omar perdió la vista hace 16 años a consecuencia de un glaucoma. Ambos se han acostumbrado a los comentarios discriminatorios y despectivos de quienes observan su estrabismo y las imperfecciones en sus ojos.
«Pienso que al solicitar un apoyo gubernamental, por ser lo que soy, me van a discriminar o simplemente no me van a entender. Hay mucha discriminación en las instituciones. Nosotros los ciegos nos acostumbramos a todo», narra la entrevistada.
Los adultos mayores pidieron al gobernador del Estado, Javier Duarte de Ochoa, que genere las condiciones para que existan mayores oportunidades laborales, sobre todo para las personas que padecen discapacidad visual.
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