Juan David Castilla Arcos Xalapa, Ver. Los cuerpos sin vida de siete taxistas han sido encontrados en la zona centro del estado durante este año.
Han sido víctimas de la delincuencia organizada que se ha apropiado de gran territorio en los municipios de Omealca y Tezonapa, ubicados a unos 30 kilómetros de Córdoba.
La mayoría de los cadáveres tenían el “tiro de gracia”, un impacto de bala en la cabeza, método que utilizan los delincuentes para justificar un ajuste de cuentas.
La ola de violencia ha aterrorizado a los habitantes y ha impedido que los taxistas brinden sus servicios con tranquilidad.
Juan Ramírez es taxista desde hace 30 años. Ha brindado sus servicios en varios municipios, por lo que conoce ampliamente las condiciones de inseguridad que predominan en la región mencionada.
El temor hace a sus piernas temblar cada vez que un individuo sospechoso eleva su brazo, le hace la parada e ingresa a la unidad para transportarse.
«Todos tenemos miedo. No podemos subir a cualquier persona. El usuario no se quiere subir a cualquier taxi», contó mientras participaba en una protesta en la capital del estado para exigir la entrega de concesiones que ya fueron pagadas.
Vistió una capucha negra y una máscara que simulaba a la muerte para ocultar su rostro y evitar ser identificado por las autoridades. La desconfianza en las instituciones de seguridad y de procuración e impartición de justicia lo obligó a dicha situación.
Hace un mes, una persona más fue asesinada en pleno centro de Córdoba y estos casos están registrándose con mayor frecuencia.
Lo anterior, pese a que los pobladores han observado la presencia del Ejército Mexicano, de la Secretaría de Marina-Armada de México, de la Fuerza Civil y de la Policía Estatal.
El entrevistado no descartó la posibilidad de que los taxistas conformen un grupo de autodefensa para hacer frente a la delincuencia.
«Como en otros lugares, uno mismos ser los propios policías, hacer nuestro grupo, nuestro equipo, porque no podemos seguir así», remató.
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