Filiberto Vargas Rodríguez / La cercanía de Tomás Ruiz con el senador José Yunes Zorrilla no es casual. Hay un tema que los une: El rescate financiero de Veracruz.
Pepe Yunes no escatima elogios para su amigo: “Es un experto en finanzas públicas. Una funcionaria de alto nivel de la Secretaría de Hacienda me comentó que la reestructuración de la deuda de Veracruz, en 2011, no se habría logrado si no hubiera sido Tomás Ruiz quien la operara”.
Tomás Ruiz aceptó una nueva invitación del Gobernador Javier Duarte para integrarse a su equipo de trabajo, con la única condición de que no fuera en la Secretaría de Finanzas. El área de Infraestructura y Obras Públicas fue la opción.
Sentados en la misma mesa, Tomás Ruiz y Pepe Yunes coincidieron en que la única posibilidad de volver a reestructurar la deuda de Veracruz es recurriendo a la garantía del Gobierno Federal –considerada ya en la nueva Ley de Disciplina Financiera- con lo que se podrían conseguir tasas de interés más favorables.
Yunes Zorrilla admite su desliz. Habló de la posibilidad de una nueva reestructuración de la deuda, antes de que el propio Gobernador lo hiciera público, por ello consideró lógica la respuesta del mandatario estatal, al aclarar que esa es decisión y responsabilidad exclusiva de su administración.
“Tiene razón. Es un tema que le compete a él”, dijo.
El actual secretario de Finanzas de Veracruz, Antonio Gómez Pelegrín, explicó que lo que se pretende es “blindar” las finanzas y la deuda pública del estado y dijo que mecanismos similares ya han aplicado otras entidades, como Chihuahua y Coahuila.
Admitió, sin embargo, que con estas gestiones lograrían liberar recursos que permitirían acelerar el pago a proveedores y contratistas.
Y confirmó lo que ya habían previsto Ruiz y Yunes. Dijo que la idea es aprovechar la Ley de Disciplina Financiera, ya que se utilizaría la cobertura del Gobierno de la República para mejorar las condiciones de los pasivos.
Pero el trámite no es tan sencillo como se quiere hacer creer.
El Gobierno Federal no dará su aval así como así. Va a poner condiciones muy rígidas para garantizar el buen destino de los recursos liberados. Habrá, en términos prácticos, un intervencionismo federal en el tema del manejo financiero de Veracruz.
Sólo así aceptarán otorgar su aval para reestructurar la deuda.
Cuando el Presidente Enrique Peña Nieto explicó los mecanismos con los que operará la Ley de Disciplina Financiera, advirtió que ésta que contempla sanciones penales a los funcionarios que ocasionen daño a la hacienda pública.
Dijo que funcionará a través de cinco ejes. El primero, que fija reglas para garantizar la ejecución prudente y eficiente del gasto. Establece límites al techo de financiamiento de las entidades, según el nivel de endeudamiento: 10% para deudas estables, 5% paras las que se encuentren en observación y sin aumento para las que tengan un nivel elevado.
En segundo lugar, se establecen nuevas obligaciones para la contratación responsable de deuda. La Ley no prohíbe que los estados contraten deuda, pero establece principios y lineamientos para que lo hagan de forma ordenada.
El tercer componente es la creación del Registro Público Único en el que los gobiernos estatales y municipales, así como los organismos públicos locales, deberán inscribir y transparentar todas sus obligaciones financieras.
En cuarto lugar se establece un sistema de alertas que permita identificar a los estados y municipios conforme a su nivel de endeudamiento.
Y finalmente abre la oportunidad para que estados y municipios puedan obtener créditos con el aval de la Federación y con ello disminuyan su carga.
Lo que Pepe Yunes y Tomás Ruiz temen es que el producto de esta nueva reestructuración sea utilizado para tapar los hoyos que se han generado en el gasto corriente, lo que en el argot político se conoce como “patear el bote”.
Está claro que las arcas del estado requieren, con urgencia, un nuevo rescate. La ruta que está tomando el gobierno estatal es la correcta. Lo único que se les pide es que actúen con responsabilidad, pensando siempre en el bienestar de los veracruzanos.
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