“¿Se supera ese dolor?”, le preguntamos al secretario. “No, nunca se supera”. “Secretario -me atreví a decirle- a veces uno quisiera volver el tiempo, digo, como esas películas en las que algunos vuelven al pasado y evitan que Hitler llegue al poder para evitar el holocausto. Saber que estuvimos así de cerca para evitar que un sujeto como Fidel llegara a ser gobernador, no sé, pero da qué pensar. No me cabe duda de que Veracruz hubiera sido otro”. “Y yo hubiera sido otro”, contestó categórico.
El secretario sonrió tranquilo y nos dijo: “Si yo hubiera sido candidato, seguro hubiera perdido mi matrimonio, en ese momento mi esposa me necesitaba más que nunca y creo haber tomado la mejor decisión”. Poco a poco el dolor cede. Nos muestra las fotos de sus nietos, quienes le cayeron con todo para pasar las vacaciones con él. Ellos no sólo llegaron de vacaciones, llegaron a su vida para aliviar un poco su dolor. Flavino sonríe cuando nos habla de ellos».
Parte de lo publicado en el Viernes Contemporáneo.