Héctor: no tengo pactos vergonzantes

- en Opinión

Ante el llamado primer priista de la entidad y gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, el senador Héctor Yunes Landa, aspirante también a sucederlo, finalizó ayer su informe de resultados afirmando que no tiene ataduras, compromisos ni pactos vergonzantes.

No fue la primera vez que lo dijo, pero aprovechó el mejor escenario que se le ofrecía en el World Trade Center para deslindarse, una vez más, de la versión de que en febrero pasado habría pactado con Duarte un apoyo a su intención de convertirse en el candidato del PRI a la gubernatura a cambio de bajarle el tono a la crítica que lo había venido caracterizando contra la actual administración, que se recrudeció al aprobarse la gubernatura de dos años en diciembre anterior.

Quería remarcarlo. Lo llevaba preparado para decirlo por escrito. Ante la toma de posiciones que han venido teniendo sus competidores como su homólogo priista José Francisco «Pepe» Yunes Zorrilla y el independiente Gerardo Buganza Salmerón, Héctor quiso quitarse el sambenito duartista que le han querido colgar para proclamarse libre e independiente.

Y quiso dar muestras de ello saludando «con mucho gusto» a quien llamó su aliado, su compañero de partido, de escaño, «de ideales y de sueños» (la próxima gubernatura), el senador Pepe Yunes. «¡Veracruz nos une, Pepe. Nos seguirá uniendo!», proclamó, y también destacó la presencia del senador Fernando Yunes Márquez, panista, «con quien me vincula el cariño y la sangre», a quien lo trabajador «le viene de familia».

Uno de los hechos significativos de la ocasión fue, sin duda, haber logrado la cohabitación política bajo un mismo techo, así haya sido a la distancia, por primera vez en siete meses, de Javier Duarte de Ochoa y de Pepe Yunes Zorrilla. Estuvieron juntos, aunque no revueltos.

Pepe rompió con Javier en diciembre pasado cuando se aprobó la gubernatura de dos años y desde entonces sistemáticamente se ha negado a hablar o reunirse con él, y ayer, cuando se esperaba que el legislador de Perote se ausentara del World Trade Center (WTC) al llegar el cordobés, permaneció en su lugar, en otro extremo del sillerío, flanqueado por el senador Yunes Márquez y por la senadora suplente Erika Ayala Ríos. Cuando terminó el acto, Yunes Zorrilla se retiró de inmediato para enfilar por carretera vía Perote hacia la ciudad de México.

Novedoso en su formato el acto, fresco aunque muy formal, tipo gringo –mucho Hillary Clinton y menos Héctor–, sin el sabor jarocho que hizo que muchos lo consideraran muy «frío», sin el presídium tradicional ni la pasarela estilo desfile de modas, sino con un octágono simétrico al centro, Yunes Landa giró a veces alrededor del escenario con el atril giratorio y a veces se desplazó de un lugar a otro como si fuera un artista, haciéndose escuchar a través de un micrófono de diadema que al final se le estaba cayendo por lo que tuvo que pedir que alguien subiera a auxiliarlo para colocárselo bien de nuevo aunque mejor le llevaron un micrófono de mano.

Y llegó al tema de la actualidad, sobre el que todos querían escuchar: el de la corrupción. Repitió lo que ha venido diciendo. Dio la razón al hartazgo de los ciudadanos sobre el mal. «¡Yo también estoy harto!», proclamó, y agregó: «¡Hay hartazgo y también hay indignación!».

Señaló que cada peso que se desvía es un peso que no llega a su destino, que es una necesidad social insatisfecha.

«Por ello, estoy convencido de que hay que castigar al corrupto con todo el peso de la ley, y si el corrupto es un servidor público, este debe quedar impedido para siempre, de por vida, para trabajar en el gobierno, porque la cleptomanía burocrática es una enfermedad grave que no se cura ni con cinco, ni con diez, ni con cien años», pronunciamiento que generó aplausos.

Dejó en claro su postura: si se trata de castigar a los malos servidores públicos, se trata de hacer justicia, no de cobrar venganza. «Por eso aquellos que enarbolan la corrupción como bandera de conveniencia, me parece que son iguales de corruptos porque sólo señalan al vecino y callan los escándalos que ocurren en su propia casa».

Para él, eso no es luchar contra la corrupción sino tratar de ver la paja sólo en el ojo ajeno. «Un servidor al menos, además de observar el ojo ajeno ha estado particularmente atento a la paja de los nuestros».

Se trataba de un informe de actividades, pero el senador quiso recordar que el próximo año se definirá la suerte de Veracruz para los años que vendrán y, claro y fuerte, se redestapó: «¡Estoy listo!».

Minutos antes de que iniciara el acto se apareció por ahí, sonriente, Erick Lagos Hernández, esta vez amistoso, por lo que cuando se acercó a darnos la mano le pedí que nos diera la exclusiva a mí y a mi compañero columnista Raymundo Jiménez: ¿Vas o no vas?, lo que lo sacó de balance aunque reaccionó de inmediato: «Hay que esperar a lo que viene mañana».

Pero también, sonriente, a los grandes abrazos, llegó el diputado federal electo Jorge Carvallo Delfín. Carajo –le dije–, vienes saludando como si ya fueras candidato a la grande. Le gustó. Soltó la carcajada y siguió brincando sillas para continuar saludando. En cambio, tranquilos, Adolfo Mota Hernández y Noemí Guzmán Lagunes se acercaron también a saludar.

«Por la uno por favor, que ya llegó mi papá»

Las cifras de los asistentes variaron según cada quien las vio: unos calculaban a ojo de buen cubero tres mil, otros cuatro mil, los más generosos siete mil. Lo que fue un hecho es que hubo orden, la gran mayoría ocupó su lugar vestidos de guayabera, camisa o playera blanca y no hubo tumultos como se esperaba.

Hasta aproximadamente los primeros 45 minutos, Héctor uso el micrófono de diadema estilo artista de actualidad, hasta que se le movió producto de una gesticulación, que fue cuando pidió ayuda y le fue entregado un micrófono manual con el que cerró su discurso.

Presentes, acompañando al senador choleño, su familia, su esposa Verónica, sus hijas Liz y Andrea y el pequeño Héctor. «Como verán sigo siendo productivo». De hecho, minutos antes de que el senador hiciera su entrada al salón acompañado por el gobernador Duarte de Ochoa por un acceso especial en el pasillo principal del WTC, una bella jovencita con un vestido blanco, algo preocupada, o más bien ocupada en ayudar, invitaba a quienes todavía no entraban al salón principal a entrar por la puerta número uno.

«Por favor, por favor, por la uno (puerta), accesen por favor por la uno que ya llegó mi papá», invitaba al tiempo que intentaba alzar su suave voz. Se trataba de la hija menor del actor principal, Andrea Yunes Yunes, quien de manera espontánea ayudaba a orientar sobre cuál acceso estaba disponible.

Así, lejos de poses, como cuando en la fiesta de cumpleaños la familia del festejado deja de lado el papel de anfitriona y decide atender a los invitados para que estén cómodos, Andrea, de manera espontánea y sin dudarlo, asumió su papel con el claro afán de contribuir al proyecto de su padre.

En su cuenta de Facebook, muy temprano, a las 06.59 AM, compartía: «ESTOY DESPIERTA DESDE LAS 4 DE LA MAÑANA QUE YA ME URGEEE QUE SEAN LAS 11!! ESTAMOOOS LISTOSSSS !!! HOY NOS VEMOS TODOS DE BLANCO AMIGOS MANDEN BUENA VIBRA Y BUENOS DESEOS Y SOBRE TODO MANDEN SU PRESENCIAAAAA QUE QUEREMOS COMPARTIR CON UDS ESTE DIA!!!!!!

DIOS LOS BENDIGA EXCELENTE DOMINGO!! OBVIAMENTE ALRATO O MAÑANA SUBOOOOOO UN CHINGO DE FOTOS VIDEOS DE TODOOO VAYA!!».

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