Si Trump reconoce abiertamente que los servicios de inteligencia de su país tienen razón sobre la injerencia de Rusia en las elecciones de 2016, Trump está reconociendo que le debe la presidencia a Rusia. Pero la verdad es que Donald Trump no necesita reconocerlo. Sólo hay que ver cómo este presidente trata de manera altanera e insolente a los mandatarios de otras naciones, incluso a la reina de Inglaterra, pero se doblega y se somete a la voluntad del presidente de Rusia, Vladimir Putin.
A otros mandatarios hasta los atropella, pasa por delante de ellos, los contradice y discute. Pero con Putin, Trump es un gato de angora, en un perro de caza al que le dicen «sit» y se sienta. ¿Qué sabe Putin de Trump que lo tiene así de paniqueado?
Se sabe que Trump era visitante frecuente a Rusia para realizar negocios con capos oscuros de esa nación. Se sabe que proveniente de los servicios de inteligencia de su país, Putin acostumbraba grabar a las personas que le convenían para sus fines. ¿Tendrá grabado Putin a Trump en alguna visita que el actual mandatario estadunidense hiciera en sus épocas de empresario? ¡Muchos apuestan que sí!
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