Américo Zúñiga, el cachorro de la revolución jarocha, le tocó bailar con la más fea

Américo
El presidente del PRI estatal, Américo Zúñiga Martínez FOTO: FRANCISCO DE LUNA

El cachorro de la revolución jarocha es Américo Zúñiga, un político joven que ejecutó su trabajo en el tiempo de la revolución morenista. Su labor como alcalde no fue malo, tampoco fue el mejor, sencillamente fue aceptable. Su amigo José Francisco Yunes Zorrilla, caballero de buenas formas, también se topó con los vientos del cambio y del hartazgo contra el PRI. Los Torquemada que ahora sacan la cabeza para achacarle todos los muertos al exalcalde xalapeño, son aquellos que no movieron un solo dedo para acercar las propuestas de Pepe Yunes, un buen candidato en un momento que no era el mejor para él.

Y es que algunos políticos no se percatan que el enemigo está durmiendo en su propia casa. El hambre por el poder, por lo poco que les dejó Morena, se refleja en el agandalle por las mejores posiciones, mismas que valieron sombrilla por el tsunami López Obrador. Los intentos por levantar la campaña del candidato presidencial fueron en vano, esta aventura tricolor fue una campaña que nació para perder.

Y es que cuando hay éxito, hay muchos padres, pero cuando hay derrotas, nadie reconoce su paternidad. Y si no lo creen, pregúntenle a Héctor Yunes, que finalmente logró colocar a su hija en el Congreso Local mediante una plurinominal verde. Los culpables de la derrota local son muchos, y esos son los que se pelearán las ruinas del PRI.

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