Gobernar la incertidumbre

Gobernar
Andrés Manuel López Obrador FOTO: WEB
- en Opinión

Jorge Flores Martínez / Antes de gobernar el país, López Obrador deberá gobernar la incertidumbre, y es que es justamente el ambiente que se vive en el país después de los resultados electorales del 1 de julio. La incertidumbre que tienen sus seguidores más fieles de como va a gobernar una vez en el poder y la Incertidumbre en los que no son sus simpatizantes, en esperar que el nuevo gobierno sea pragmático y responsable en materia económica.

Los primeros signos de los nuevos tiempos, marcan una clara tendencia en cambiar solo de nombre lo que se venía haciendo en las administraciones anteriores; ya no habrá gasolinazos, ahora serán ajustes de precio de acuerdo a la inflación; ya no se duplicaran las pensiones a las personas de la tercera edad, ahora será homologación de pensiones en todo el país; ya no es amnistía, ahora la matizan y encuadran con una visión de estado; ya no son los empresarios rapaces, son los líderes empresariales que tienen que trabajar junto con el gobierno; ya no es cancelar el nuevo aeropuerto, es estudiar su viabilidad y en su caso su concesión.

Insisto, López Obrador tiene la disyuntiva de con quien construir certidumbre y confianza, por un lado tiene a sus más radicales, que quieren la cuarta transformación y por el otro, a los millones de mexicanos, incluidos muchos de los que votaron por él, que tan solo desean un México mejor y menos corrupto.

Y es que no es lo mismo las campañas, que gobernar este manicomio de 2 millones de kilómetros cuadrados que llamamos México.

La decisión de con quien construir certidumbre está en él, nunca, ni en los momentos de mayor poder y autoritarismo del PRI, el país ha estado en manos de una sola persona como lo está ahora. Cuenta con una cómoda mayoría en las cámaras, congresos estatales suficientes para gobernar sin complejos procesos de consenso o negociación, algunas gubernaturas importantes y un más que sólido apoyo popular que le permiten, prácticamente, hacer y deshacer lo que quiera. De ese tamaño es el poder que en las urnas decidimos entregarle a López Obrador, reitero, nunca nadie en México ha tenido ese poder y esa enorme responsabilidad.

Pero todo quedará en solo seis años si Morena no logra trascender de un movimiento a un partido político con hombres y mujeres que le den continuidad y posibilidad de mantenerse más allá del sexenio. Andrés Manuel López Obrador no volverá a aparecer en las boletas electorales. Podrán ganar, pero no de la misma manera si no logran construir liderazgos fuertes e independientes del líder. Esa es la maldición de la izquierda en México, se complacen alrededor del caudillo y golpean cualquier cuadro político que pueda hacer sombra.

Mientras tanto en Veracruz, Cuitláhuac García, en una declaración sin el menor beneficio ni necesidad, insinúa la posibilidad de abrir las rejas a los duartistas que tanto daño ocasionaron a nuestro estado. Tuvo que salir Ricardo Ahued a corregir la plana.

No se da cuenta, que si piensan abrir las rejas deberá ser para meter a los bribones que faltan, no para sacar a los que ya están.

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