¡Nada más eso faltaría! ¡Sería el colmo! Que una persona se la haya pasado activa criticando al candidato de su repudio y apoyando al candidato de su preferencia, y que al final se diera cuenta que no tiene credencial de elector. O quizá se dé cuenta que su credencial no le sirve para votar.
Pero si ya le ha pasado hasta a los mismos políticos y candidatos. ¿Acaso no se acuerda de David Velasco, que no pudo votar porque su credencial no coincidía con la que estaba en el padrón? Igual, hace un año, Luis Miranda, quien fuera secretario de Sedesol, tampoco pudo votar en la elección de gobernador en el Estado de México, sólo porque su credencial estaba vencida.
De modo que deje de estar leyendo Libertad bajo Palabra y póngase a buscar su credencial de elector, verifique que no esté vencida y de paso descubra qué casilla le corresponde para votar. Claro, a estas alturas ya sabe usted por qué candidatos votará. ¿O tampoco tiene claro eso? Ya sólo quedan unas horas, mañana usted tiene la decisión en su mano.
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