Dice el apóstol Pablo: «Cuando yo era pequeñuelo, hablaba como pequeñuelo, pensaba como pequeñuelo, razonaba como pequeñuelo; pero ahora que he llegado a ser hombre, he eliminado las cosas características de pequeñuelo». Cuando uno es niño, cualquier mentira se nos hace verdad, porque el razonamiento del infante no suele cuestionar la realidad que le presentan. Pero conforme va uno creciendo y con el razonamiento de un hombre, ya es difícil que lo engañen a uno; claro, a menos que uno mismo quiera ser engañado.
Una tendencia natural del ser humano es darle veracidad a las cosas que nos convienen, las cosas que nos gustan. En el caso de la política no es distinto, de modo que cada uno va a defender a su candidato a ultranza, cada uno va a defender la postura de su candidato, aunque éste se equivoque. Los que vieron el cierre fallido de Andrés Manuel López Obrador no advierten los errores de cálculo y de logística y prefieren creer que hubo un compló. Por otro lado, cuando advierten las victorias pregonadas por otros las cuestionan a tal grado que hasta se valen de argumentos matemáticos.
Que si en la Plaza Lerdo no caben tantas personas por metro cuadrado, que si en la Macroplaza de Veracruz no caben tantos militantes por centímetro cúbico. La verdad es que no va uno a sacar de su error al que quiere vivir en su error, al que gusta de mentirse a sí mismo; para ellos su candidato dice la verdad, el otro es el que miente. Reminiscencias de cuando éramos niños.
Quieren seguir comiendo del erario publico todo queda en familia las imposiciones del jefe político se hace lo que diga les guste o no es el.sicario del partido iguales que javidu son sucios para las contiendas se agarran de todo
Igual pasará cuando gane AMLO, controlarán el presupuesto de la nación, que se confirmen con eso, a poco querían también el del estado de Veracruz, ellos serán la mafia del poder, a partir del próximo de diciembre