La Esperanza de México

Morena
El líder nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador FOTO: WEB
- en Opinión

Jorge Flores Martínez / En la mitología griega, la esperanza fue lo único que permaneció dentro una vez que Pandora, en mala hora, decidiera por curiosidad abrir la caja que contenían todos los males habidos y por haber.

Los mismos griegos consideraban la esperanza como el peor de los males, ya que los reducía a la inacción absoluta, solo quedaba tener esperanza cuando ya no había nada que hacer y todo estaba perdido.

Los romanos tenían a la Esperanza como hermana del Sueño y de la Muerte. Siempre se le representaba junto a un arcoíris por su cualidad de inalcanzable.

En la teología católica, la esperanza es una de las virtudes teologales que se supone Dios nos entrega junto con la inteligencia para dirigir nuestras acciones a vivir una vida entregada a Dios mismo.

Después de meses de campaña electoral y a pocos días de la elección, aun no tengo claro qué significa que López Obrador sea la esperanza de México. Qué es lo que él entiende por ser la esperanza de millones de mexicanos. Acaso representa, como en la caja de pandora, el peor mal que por fortuna queda dentro y nos permite así lidiar con el resto de los males que nos asolan a los mexicanos, o como los romanos, la Esperanza es la hermana del Sueño y de la Muerte y su mayor atributo es la de ser inalcanzable.

Puede ser que más bien se trate de una virtud parecida a la católica y que los mexicanos aun conservamos a pesar de tanta tragedia en nuestras vidas y así, con esperanza, dirigir nuestras acciones a vivir una vida entregada a nuestro líder.

Tener esperanza no me gusta, nos reduce a simples esperanzados, a solo reaccionar con pasividad al saber que no hay nada que hacer, más que esperar que nos sean dados los bienes prometidos.

Por otro lado, López Obrador reduce los diez mandamientos a solo tres; no mentir, no robar y no traicionar. Tan solo tres mandamientos que en su simpleza extraordinaria encierran la ambigüedad necesaria que requiere el movimiento que él encabeza.

Todos vimos a la Senadora con licencia Layda Sansores, mentir, robar y traicionar. ¿Qué obtuvimos como respuesta del líder del movimiento? La senadora es víctima de la guerra sucia, todo sigue igual y a otra cosa que esto se acaba.

La única conclusión que puedo desprender de esto, es que los mandamientos se reducen a no mentir, no robar y no traicionar al líder, todo lo demás se vale y es aceptado por el mismo líder y el movimiento.

La Senadora argumenta, que comprar con nuestro dinero un vestidito y mascada con estampados de los 43 normalistas de Ayotzinapa, tintes para cabello, maquillaje, muñecas y demás tonterías por más de 700 mil pesos no es un robo, no es una mentira y no es una traición, más bien se trata de una infamia en su contra, es solo guerra sucia.

Puede ser así, después de todo es una senadora de la república que goza de ese privilegio entre muchos otros más. Puede ser que sea legal que con nuestro dinero compre vestiditos, maquillajes y cualquier cosa que se le de en gana.

Pero no puede pasar por alto una cosa, nos mintió, nos robó y lo peor de todo, nos traicionó a todos y a cada uno de los mexicanos. Posiblemente no a su líder o a su movimiento, pero si a todos los que nos piden que tengamos esperanza en ellos.

Lo repito, es posible que la ley admita ese abuso, después de todo lo que la ley no prohíbe lo permite y la senadora hizo lo que ella tiene permitido, más allá que sea una mentira, un robo o una traición.

Pero les recuerdo una cosa, también Miguel Angel Yunes Márquez, al que en este mismo espacio se le ha observado lo inconveniente que puede ser heredar la gubernatura de su padre, se encuentra en la legalidad. Nada le impide como hijo ser candidato a gobernador, ya que la Ley no se lo prohíbe.

El resto de los mexicanos tenemos claro que lo que rebasa las consideraciones de la ley, siempre deben imponerse los límites éticos, todo lo demás es demagogia y malabares argumentativos para justificar lo injustificable.

No es bueno tener esperanza, no la necesitamos, lo que debemos hacer es procurar vivir con principios a pesar de nuestras simpatías partidistas.

Cosa que no veo en muchos de nuestros políticos.

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