Dentro de dos semanas ya se sabrá si Andrés Manuel López Obrador será el próximo presidente de todos los mexicanos. Las encuestas más serias así lo demuestran. No se duda de la capacidad y ganas de recomponer el camino. El trabajo que le espera al que gane las elecciones, será titánico. El mugrerío y cochambre que deja la corrupción, ha permeado a la mayoría de las instituciones, especialmente aquellas que están encargadas de las necesidades de los más pobres, como son las de Salud y Educación.
Lo que sí preocupa es el tipo de funcionarios que se pondrá para ocupar los diferentes puestos, algunos son de excelente calidad académica, pero con muy poca experiencia para gobernar. Ejemplo muy concreto, ahí está el ayuntamiento de Morena en la capital de Veracruz, donde los funcionarios y el alcalde no han dado una después de seis meses.
En Veracruz existe la posibilidad que, con la inercia electoral del llamado Efecto Peje, el Ingeniero Cuitláhuac García llegue a ser gobernador de los veracruzanos. Si eso llegara a pasar, ojalá y no siga las pisadas del alcalde xalapeño, porque entonces sí, estaríamos de mal en peor. Claro, sólo si llega a ser gobernador.
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