Después que Japón fue devastado en la Segunda Guerra Mundial, se levantó y después de varias décadas, ahora es una gran potencia económica. Alemania, después de perder la guerra, también corrió la misma suerte: fue dividida y ahora es una de las más poderosas potencias económicas. México, después de la Revolución Mexicana, no ha visto su suerte; sus gobernantes, a excepción del gobierno de Lázaro Cárdenas, han sido pésimos y sus gobernantes sólo se han enriquecido a costillas del pueblo.
El cáncer que ha impedido el crecimiento económico del país es la corrupción; los 90 años de hegemonía priista y los 12 de gobernación panista, lo han demostrado. Pero el que se lleva todas las palmas por ser el ente político más corrupto sin lugar a dudas es el PRI. Por ejemplo, ahí está el caso de Javier Duarte, exgobernador veracruzano, quien entregó millonarios recursos a una red de empresas que financió al PRI en 2012.
La investigación de Animal Político señala que el INE, timoratamente, hace esa acusación. Aunque tenga usted por seguro que la verdad sólo saldrá a la luz cuando Enrique Peña Nieto ya esté fuera de funciones. Así es la justicia en México.
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