Bravuconería costará el TLC

Trump
Enrique Peña Nieto y Donald Trump FOTO: LAPRENSA:HN
- en Opinión

Luis Ramírez Baqueiro / 

“Cuando se reúnen los aduladores, el demonio sale a comer.” – Proverbio inglés.

Y de nueva cuenta el presidente Enrique Peña Nieto quiere pasar a la historia como el dignatario mexicano más obtuso del que tengamos memoria.

La beligerancia con la que se comporta el presidente norteamericano Donald Trump dista mucho de los cánones que marca el manejo correcto del protocolo entre naciones, cosa que el sujeto no ve.

Trump afirmó en un mitin en Nashville, Tennessee frente a cientos de seguidores que, “Vamos a lograr el muro, en cualquier caso. No quiero causar ningún problema, pero al final México va a pagar el muro. Solo se los digo” remató.

Sus argumentos se basan en el simple hecho de que los migrantes mexicanos “ganan todo ese dinero –que van y trabajan en todo lo que los gringos no quieren hacer- y no hacen absolutamente nada por parar a la gente que atraviesa México desde Honduras y todos esos países, la caravana, todo eso, y no hacen absolutamente nada. Van a pagar por el muro y lo van a disfrutar”, insistió.

Ante ello y sus constantes amenazas, el gobierno mexicano ha externado su rechazo y su inconformidad por enésima ocasión.

Pero a un más, eso provocó que un bravucón Peña Nieto a través de su cuenta de Twitter, respondiera a los ataques directos que le realiza su homólogo norteamericano.

Presidente @realDonaldTrump: NO. México NUNCA pagará por un muro. Ni ahora, ni nunca. Atentamente, México (todos nosotros)”, escribió el Presidente de la República en su cuenta de la red social de Twitter.

El también ex gobernador del Estado de México dejó claro su posición frente al multimillonario norteamericano, la pregunta aquí será ¿dicha medida llegó a tiempo?, ¿El gobierno mexicano se equivocó desde el principio con la forma en que trata a la nación y a sus instituciones?

Evidentemente usted tiene la mejor opinión, pero de que esta medida habrá de traer consecuencias, ante la humillación que para el ego y protagonismo del norteamericano le representa la respuesta presidencial, que seguramente el final será de pronóstico reservado.

Esperemos que la consecuencia lógica no se llegue a presentarse en la cancelación inmediata del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), porque de ser así el proceso electoral, los mexicanos habremos de sufrir un doble revés que quizá nos borre el rostro de alegría al que habitualmente estamos acostumbrados.

Señor presidente, ¡déjese de bravuconerías que cuando debió fajarse los pantalones simple y lisamente no lo hizo!, por el contrario, casi, casi le sirvió de tapete.

Al tiempo.

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