¡Caminante no hay camino, se hace camino al andar!

Caminante
El árbol, el refugio para el caminante FOTO: WEB
- en Opinión

Édgar Landa Hernández / Me fascina el olor a tierra húmeda después de un buen aguacero. Levanta el suspiro de una vida que continúa haciéndose presente y dejando huellas al andar buscando hacer caminos. El aroma de gratitud  se hace presente. La vida en su máxima expresión, y a través del vital líquido que es indispensable para existir.

Sin él no seriamos nada, o tal vez no lo seamos más, sin embargo, en esta vida ilusoria todo es posible, tal como la misma sombra que nace al salir el sol manifestando que únicamente es ausencia de luz, pero que se presenta miles de veces y de diferentes posiciones, quizás sea la conexión entre la naturaleza y mi vida la que nos volvemos uno y ambos nos llenamos de la algarabía de encontrarnos frente a frente, como cuando cada despertar se llenan mis pulmones de oxígeno sintiéndome triunfador, bendecido por poder intentar cosas que jamás he hecho, a cada paso que doy observo, miro detenidamente y siempre hay cambios notorios.

Algo curioso y qué me causa una alegría inmensa es ver cómo y de qué manera un árbol que está situado cerca de mi hogar, es de mango y No me percaté de qué tiempo yace ahí, o no le había puesto la atención suficiente y ahora lo hice porque sus copas están rebosantes de frutas, casi arrastran. La mayoría queriendo emerger hacia una maduración que se aproxima lentamente, Este año se ha colmado de la deliciosa frutilla amarilla que a decir verdad es mi fruta preferida, es algo inusual y poco probable que un árbol de este género florezca de tal manera y que rinda frutos en un clima tan enigmático como lo es el de mi ciudad.

Solo nuestro Creador sabe por qué lo hizo florecer aquí en estos lares húmedos y semi fríos que son poco propensos para generar un producto de esta naturaleza. Y lo más asombroso ¡que está sembrado junto a un árbol de jinicuil! sin restarle importancia, ambos haciendo su trabajo y ¡vaya de qué manera!

Eso me llena de alegría y me pongo a reflexionar, esos árboles son como los amigos, siempre tan diferentes, pero siguen ahí acompañando durante el tiempo que la propia naturaleza les brinde, trato de encontrar las enseñanzas que nos dejan, las señales en dónde busco desincrustar los símbolos que nuestro Padre nos va poniendo enfrente para efecto de nuestro aprendizaje y evolución.

Y así prosigo con mi sonrisa de compañera, sigo caminando, pero con un solo objetivo, ser feliz este día, y sé que será el más inolvidable de mi existir.

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