Édgar Landa Hernández / El proselitismo continúa al igual que las habladurías en torno a ello. Promesas que no se cumplen, una amplia demagogia que solo confunde al electorado, el que ha perdido la confianza en todos los rubros respecto a la clase política, en dónde únicamente se escuchan falsas promesas con tal de llegar al tan ansiado sitio que los encumbre en el gran poder y de ahí para adelante a llenarse los bolsillos con el dinero del pueblo.
Fue en estas semanas que acaban de concluir, observar a jóvenes enfundados con playeras, banderines y toda clase de publicidad impresa incitando a nuestros ciudadanos a votar por su partido, diferentes siglas mismas gentes, pero no hay uno solo que diga cómo poder sacar a nuestro pueblo de la mediocridad que nos han dejado las pasadas administraciones, que solo vieron en el poder la forma de saquear las arcas de gobierno.
Personajes que solamente en sus casas los conocen, otros más, de relleno, pero que no aportan o benefician en cuanto a ideas claras que contengan los fundamentos que sustenten una buena opción para votar por ellos, como diría mi padre “tan malo el pinto como el colorado”.
Viene lo mejor, pasados que no se olvidan y sigue latente en la mente de nuestro pueblo toda clase de tropelías de funcionarios que hicieron y deshicieron a su antojo gozando de total impunidad. Tiempo al tiempo, si es que las cosas no cambian, habrá un cambio notorio en la presidencia de nuestra bella república mexicana.
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