Así lo dijo Zaratustra

Zaratustra
Así lo dijo Zaratustra FOTO: WEB
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Édgar Landa Hernández / -Cuando Zaratustra tenía treinta años abandonó su patria y el lago de su patria y marchó a las montañas. Allí gozó de su espíritu y de su soledad y durante diez años no se cansó de hacerlo. Pero al fin su corazón se transformó, – y una mañana, levantándose con la aurora, se colocó delante del sol y le habló así: ¡Tú gran astro! ¡Qué sería de tu felicidad si no tuvieras a aquellos a quienes iluminas!

Indiscutiblemente que al correr de nuestro existir, los grandes logros así como los fracasos deben de ser compartidos. Entre lazar las situaciones que nos liberen de una forma loable es atestiguar de una forma extraordinaria lo maravilloso que es la vida.

Hilvanar en los pensamientos es crear estructuras que conlleven a un bienestar no solo individual sino también en lo colectivo. Cuando transformamos nuestro corazón surgen las ideas que nos guían a través de nuestros augurios logrando incentivar nuestra misma sanidad y por ende resurgir de entre las sombras convirtiéndonos en seres que alumbran, en personas que aportan de una manera positiva toda clase de ideas para lograr lo que uno se propone.

Los estímulos que paso a paso vamos adquiriendo incrementan nuestro acervo espiritual que nos mantienen en la línea de lo terrenal y lo divino.

El saber compartir nuestra tristeza es un desfogue que nuestro mismo cuerpo necesita para desprendernos de las malas ideas y sobre todo de los pensamientos negativos.

Quedarnos con lo malo solo es un inicio de que algo anda mal y posteriormente llega la funesta enfermedad debilitando nuestro sistema inmunológico. En estos tiempos todos necesitamos de todos, nadie está exento de experimentar penas.

Hoy es tiempo de ser como el sol y complementar nuestro paisaje con el más bello gesto de humildad que sea compartido entre el mayor número de personas.

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