Uno de los males que más han minado la confianza en el Gobierno Federal que preside Peña Nieto, es precisamente la larga cobija de impunidad que ha protegido a lo largo de cinco años a varios miembros de su gabinete. Está muy fresco en la memoria el asunto del socavón en el Paso Exprés de Cuernavaca, donde murieron dos personas. En ese momento el presidente Peña hizo todo lo que estuvo a su alcance para proteger a su amigo, Gerardo Ruiz Esparza, titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).
Después con el asunto de Odebrecht, donde su amigo, y exencargado del financiamiento de su campaña electoral, Emilio Ricardo Lozoya Austin, salió ileso a pesar del cúmulo de pruebas en su contra. Pues ahora nos enteramos que Rosario Robles Berlanga ha sido exonerada por la Secretaría de la Función Pública.
Resulta que ésta cerró la investigación de 69 quejas interpuestas por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) contra la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) por desvíos a irregularidades cometidas entre 2013 y 2014, periodo en el que Rosario Robles era la titular de la dependencia. Este tipo de acciones resulta una afrenta para la sociedad y perjudican la campaña del priista, que no lo es.
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