Édgar Landa Hernández / Los rayos de sol caen resplandecientes una vez más, saben su encomiendan y entibian el entorno logrando a través de su calor la evaporación del sereno que quedó estacionado en las pequeñas hojas de las plantas, el rocío se desvanece a cuenta gotas y se pierde poco a poco regresando una vez más a su lugar de origen. Inicia el día y con ello la gratitud de continuar nuestra ruta.
Apreciar de una forma por demás diferente la etapa del día es complementar el paisaje cotidiano creando un entorno único y celestial, es recrear nuestra vista y volver a agradecer una vez más que proseguimos en el camino en el cual nuestro creador nos ha puesto.
Observar detenidamente nuestro entorno es recobrar el enamoramiento para descubrir que todos somos un complemento, somos el eslabón que forja la gran cadena de la vida, siendo nuestras acciones la maravillosa dicha de contar la más bella de las historias…
¡Por que la vida se hizo para disfrutarla!
Poder deleitarse del policromático cuadro de matices diversos es atestiguar a través de nuestros sentidos que la vida es únicamente un camino de ida, y junto con ello extender nuestras alas y planear nuestros vuelos, haciendo día a día lo que nos corresponde.
Los días más felices los hacemos nosotros mismos en base a nuestros pensamientos, a nuestras acciones que van dejando una huella imborrable que quedará para la posteridad.
Hoy despréndete de todo lo que no te funciona y haz de nuevo que tu sonrisa sea la música que deleita tus sentidos.
¡Por que la vida se hizo para disfrutarla!
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