Nueva Constitución Moral para México

Constitución
El candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador propone una constitución moral FOTO: WEB
- en Opinión

Jorge Flores Martínez / La advertencia esta echada y la verdadera intención de López Obrador es perfectamente clara y libre de interpretaciones justificadoras, se trata de un líder carismático que pretende “regenerarnos moralmente” a todos los mexicanos desde su muy personal código moral del bien y el mal, del pueblo bueno y el pueblo malo.

No se trata de solo una nueva constitución moral para México, es la intención desmedida de posicionarse como nuestro líder y padre moral y esto a pesar de que Andrés Manuel López Obrador siempre ha sido mezquino con los derechos de las minorías, en alguna entrevista, por ejemplo, sugirió someter a plebiscito estos derechos, es decir, que sean la mayoría quienes decidan sobre los derechos de las minorías.

Cualquier constitución o cartilla moral promovida desde el estado han sido un fracaso total, pero antes de fracasar, siempre causan un daño terrible, millones de muertos, sociedades destruidas y generaciones abatidas por la estúpida intención de querer regenerar moralmente a pueblos enteros desde una parcial, injusta y siempre personal percepción del líder del bien y el mal.

No creo que sea aceptable que se intente convocar una constituyente que redacte la nueva moral para los mexicanos, es más, estoy convencido que no es correcto que un político,  sea quien sea, nos señale a todos como degenerados morales que requerimos de una terapia de regeneración. En todo caso, las preguntas que debemos hacernos es ¿Quiénes serán los constituyentes? ¿Quiénes serán los que lleven a cabo la terapia a los “degenerados”? y ¿Cómo y quiénes definirán el bien y el mal?

No me sorprende que lideres como Andrés Manuel López Obrador promuevan sus códigos éticos y morales, siempre han existido enfermos que creen ser moralmente superiores o estar más allá del bien y el mal. Lo que me asusta es la ausencia absoluta de critica, el malabarismo retórico para justificar lo injustificable, la mansedumbre de someterse al líder sin cuestionarlo.

Paradójicamente, la mayor debilidad de la democracia se encuentra en su enorme fortaleza, cualquiera puede llegar al poder, una de las estrategias de los demagogos es convencernos que la razón de nuestros problemas, de nuestra pobreza, atraso e ignorancia esta en otros. El pueblo bueno es tan solo victima de sus eternos enemigos.

Solo en México la izquierda es liderada por un personaje completamente conservador que rechaza cualquier política progresista o de izquierda, minimiza los derechos de las minorías y se somete sin recato alguno a las más rancias y mezquinas pretensiones del PES, un partido completamente ajeno y combativo a cualquier avance democrático y moderno.

Si gana, en un par de años tendremos una Constitución Moral todos los mexicanos, convocada por un estado moralista y paternalista. Esta será redactada por un grupo de hombres y mujeres iluminados por el líder, que dictará sin misericordia el código de comportamiento que debemos seguir todos los que queramos ser parte del pueblo bueno. Para los infieles no habrá perdón, serán señalados, los no tocados por el perdón del líder, que más vale se larguen del suelo patrio, la república amorosa no los va a necesitar.

Por eso, antes de entregarles el poder, seamos críticos, no cedamos un milímetro nuestras libertades, no endosemos nuestra aun débil y frágil democracia al primer demagogo carismático, señalemos lo que no nos parezca, venga de quien venga. Seamos escépticos de las declaraciones fáciles y engañabobos y no olvidemos nunca, la mayor parte de nuestros problemas como país, ha sido justamente someternos, endosar nuestra libertad y entregar la democracia a lideres y partidos políticos que nos han prometido la moral de la revolución, después la moral de la alternancia y ahora, la moral de los buenos.

Que fácil, nos ofrecen un código moral a cambio de nuestra libertad, igualdad y justicia.

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