Un periodista debe entender que en estas lides de la información no hay una “verdad verdadera”. En el cuento “En el bosque” de Ryunosuke Akutagawa, se relata un asesinato sucedido en el bosque. En el juicio que se lleva a cabo se llama a los diferentes testigos y cada uno da una versión diferente, cada uno cuenta su “verdad”. Llama la atención que cada testigo tiene un oficio muy diferente a los otros; hay un leñador, un sacerdote budista, un policía, una anciana, Tajomaru, quien confiesa el asesinato y hasta el muerto testifica mediante una vidente. Pero nadie logra encontrar la verdad.
En el periodismo no hay verdades absolutas, porque una es la que cuenta la parte oficial, en este caso las autoridades municipales; otra la que cuentan los de la pasada administración; otra la que cuentan los trabajadores; otra la que cuentan los administradores. El arte del periodismo no es quedarse con una “verdad”, la que nos cuentan, el trabajo del periodista es exponer cada “verdad”, con sus pruebas documentadas, o con las evidencias que en ocasiones se palpan de inmediato.
Así dejamos que los ciudadanos saquen su propia conclusión, se forjen su propio criterio. No hay “verdad verdadera”, hay versiones que se deben corroborar.
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