México vive épocas de luto: Arquidiócesis

Luto
Xalapa,Ver. El vocero de la Arquidiócesis de Xalapa, José Manuel Suazo Reyes FOTO: PATTY BARRADAS/FOTOVER
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Juan David Castilla Arcos / Xalapa, Ver. «Las manifestaciones de violencia no conocen límites ni fronteras; vivimos épocas de luto», consideró el vocero de la Arquidiócesis de Xalapa, José Manuel Suazo Reyes.

En su comunicado dominical número 198, el Sacerdote advierte que son tiempos difíciles; el tejido social está seriamente dañado y los problemas son multifactoriales.

«Nuestra patria está dañada por la violencia y dispersa por el miedo y la inseguridad. Nuestra patria ocupa los primeros lugares en muchos aspectos negativos. No podemos vivir así y ese no puede ser jamás nuestro destino», se lee.

Recordó que cada año, en estas fechas, la Iglesia Católica se prepara durante cuarenta días (Cuaresma) para celebrar la Pascua de Jesús.

«Se trata de un tiempo de gracia y de misericordia donde somos invitados al arrepentimiento y a la conversión para volvernos a Dios con todo el corazón y con toda nuestra vida».

Este periodo inició con el Miércoles de Ceniza y concluirá la mañana del Jueves Santo. Se trata de un tiempo de reflexión, penitencia y renovación espiritual.

Citó al Papa Francisco: «Lo que apaga la caridad es ante todo la avidez por el dinero, “raíz de todos los males” (1 Tm. 6,10); a ésta le sigue el rechazo de Dios. Todo esto se transforma en violencia que se dirige contra aquellos que consideramos una amenaza para nuestras “certezas”: el niño por nacer, el anciano enfermo, el huésped de paso, el extranjero, así como el prójimo que no corresponde a nuestras expectativas».

A juicio de Suazo Reyes, el enfriamiento de la caridad es la raíz de la cultura de la muerte actual.

«Esta es la realidad que nos toca vivir en esta época y la vida cristiana está llamada a ser, con la ayuda de la gracia divina, sal que dé sabor a la existencia y una luz portadora de esperanza. El cristiano lleva dentro de sí semillas de trascendencia que debe hacer germinar porque su horizonte no se agota con las realidades de este mundo. A esto nos referimos cuando decimos que la Cuaresma nos dispone para participar en el misterio pascual de Cristo. Estamos llamados a ser mensajeros de esperanza y portadores de la vida de Cristo», apuntó.

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