El dicho «de lengua me como un taco» significa que muchos sólo hablan por hablar, pero que por sus antecedentes, se sabe que el interlocutor es una persona carente de veracidad. Esto viene al caso por el dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Juan Díaz de la Torre, quien declaró al inicio de los trabajos del Vll Congreso Nacional Extraordinario de este gremio, que el SNTE ya no será patrimonio familiar, palabras más, palabras menos.
Desde luego que antes el güero dirigente justificó su nombramiento y legalidad del congreso al citar los actos legales y estatutarios que dan legalidad y legitimidad al encuentro en el que participan tres mil 734 trabajadores de la educación, la mayoría copados por sus secciones para levantar el dedito legaloide.
En medio de un discurso acartonado y mal ensayado, el presidente y a la vez secretario del SNTE afirmó que tiene «la certeza de que el futuro de nuestro sindicato está a salvo y será un futuro grandioso».
Lo cierto es que el calambre que le puso un juez federal, al poner en tela de juicio la legalidad de su nombramiento y del mismo congreso nacional, obliga a Juan Díaz del Torre a brincar como changuito de feria al son que le marque el Gobierno Federal. ¿Y la base?, esa que se chingue.
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