La palabra hebrea traducida como ‘chismoso’ en el Antiguo Testamento es definida como alguien que revela secretos que suceden a su alrededor como un chismoso o traficante de chismorreos. Éste es alguien que le saca secretos a la gente acerca de ellos mismos y de sus familias y luego va repitiéndolos en las casas o en la propia iglesia mientras están dando la homilía.
Pues resulta que el Papa Francisco, máximo jerarca de la grey católica, ha declarado que no quiere chismes en la iglesia. Les pide a sus feligreses que se abstengan de criticar y chismear de los demás, sobre todo dentro de la iglesia. Ya en días pasados, les había solicitado lo mismo a las monjas. Les dijo que una monja chismosa es como una monja terrorista, que deja el chisme, éste germina y explota dañando la reputación de los demás.
Pues a ver si con esta medida las iglesias no se quedan vacías, ya que en México, el chismear es una costumbre muy arraigada, no en todas, pero sí en muchas familias mexicanas.
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