En política, el estado de Chiapas siempre ha dado de que hablar. La Secretaría de Gobernación, después de sofocar un poco los efectos de la postura y declaraciones del gobernador de Chihuahua, no termina de salir de una para meterse en la búsqueda de soluciones del conflicto en Chiapas. La postura del Partido Verde agarró a los priistas, y al propio Gobierno Federal, como al Tigre de Santa Julia, con las prendas interiores debajo de las rodillas.
La renuncia del líder del Partido Verde, Eduardo Ramírez Aguilar, y de 14 de los 16 diputados locales del Congreso de Chiapas del Partido Verde Ecologista de México para declararse como diputados independientes, ha venido a prender los focos rojos a unos meses de la elección presidencial. Y es que la imposición del senador Roberto Albores Gleason, dejando de lado al propio Eduardo Ramírez Aguilar, quien es apoyado por el gobernador actual de Chiapas, prendió la chispa para la inconformidad.
Por lo pronto se espera que, en unas horas, 56 alcaldes del partido verde presenten su renuncia al partido que los llevó al poder. Y todo por la cerrazón e imposición del centro del país. La postura de Manuel Velasco Coello deja al descubierto la debilidad de Enrique Peña Nieto.
Comentarios