El ambulantaje, el cuento de nunca acabar

Xalapa, Ver. El ambulantaje en la ciudad de Xalapa FOTO: MIGUEL ANGEL CARMONA/FOTOVER

No extraña que los negocios fijos del centro de la ciudad lancen una queja a los municipios para que se regule el ambulantaje, aunque lo ideal para ellos sería que se eliminaran los permisos para vender en las calles. Los dueños de estos negocios señalan que los vendedores ambulantes dan mal aspecto a la ciudad, se adueñan de las banquetas poniendo en riesgo la seguridad de los transeúntes, y aparte les quitan un buen porcentaje de sus ganancias. Los dueños de los negocios establecidos alegan que ellos sí pagan impuestos y que los vendedores ambulantes no, por lo que se crea una competencia inequitativa.

Por supuesto, los dueños de estos negocios nunca se van a comparar con los vendedores ambulantes, porque si bien pagan impuestos, éstos tienen un local que los refugia, mientras los ambulantes andan en la intemperie. Dar una solución al ambulantaje no es fácil. Para sacarlos de las calles se han creado a los ambulantes tianguis que siempre resultan insuficientes, que significan una merma de ganancias para los vendedores ambulantes, porque nunca será lo mismo tener la mercancía al paso de los transeúntes a que éstos vayan al local asignado para encontrarla.

Pero lo que grava la situación es que cuando quitan a un ambulante de la esquina, llega otro que lo suple en ese lugar; de modo que el ambulantaje es el cuento de nunca acabar.

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