La Política es un Juego y el que se enoja pierde

Juego
El juego de Ajedrez FOTO: WEB
- en Opinión

Jorge Flores Martínez / En este espacio he comentado que la política es un juego que debe practicarse con inteligencia y mucha estrategia, y es que aquí, más que en cualquier otro, el que se enoja pierde.

El gobernador debe tener claro que él es la parte central de este juego, tal y como lo es el presidente en la liga nacional. No puede y por supuesto no tiene que asumirse como víctima o enojarse, por el contrario, él esta en la posición que muchos buscan.

Como cualquier otro juego, tiene los elementos indispensables que lo caracterizan, como son: defensa, ataque, reglas y particularidades del campo, donde uno puede estar en fuera de lugar o en área de protección.

Uno de los objetivos del juego es sucederlo en su posición, y es el golpeo sistemático y constante al gobernador la mecánica. La intención es desgastarlo, desequilibrarlo y por supuesto, desconcentrarlo para evitar que realice las jugadas que tiene planeadas. Todos lo golpean, gritan, insultan y por momentos procuran evidenciar sus errores.

El gobernador cuenta con una serie de elementos que permiten conformar estrategias de defensa ante el ataque. La primera y más valiosa es su partido y, por supuesto, sus seguidores, estos deben darle protección y sentimiento de resguardo, hacerle ver a los contrincantes que el gobernador cuenta con una base de apoyo en todo el estado; La segunda, es la burocracia de gobierno, esta es la encargada de ejercer la defensa por medio de la ejecución de los programas, es decir, llevar el gobierno al último y más apartado rincón del estado; La tercera, es más inmediata, y se trata de su gabinete, que tienen la obligación de atajar el ataque, recibir el golpeteo y no permitir que los problemas afecten la imagen del gobernador, para esa tarea, cuentan con el apoyo de la burocracia. La última línea de defensa, es su grupo compacto, estos deben cuidar al gobernador y protegerlo de los golpes que por fallas defensivas lleguen a esta última línea, además tienen la doble tarea de defender y planear las estrategias de ataque. El gobernador, en su área de protección, solo le resta esquivar los poquísimos golpes que le lleguen y por medio de la negociación procurar convertir a los más valiosos contrincantes en parte de su equipo o por lo menos de su estrategia.

En cuanto al ataque, los ciudadanos, opositores y contrincantes, tenemos el derecho de gritarle, exigirle, exponerlo, evidenciar fallas y cualquier otra acción que no se contraponga a lo que la ley permite. Por la otra parte, el gobernador carece por completo del derecho de gritarnos, insultarnos o exponernos. Pero esto no es una desventaja, es una compensación del juego, ya que él cuenta con herramientas importantes con la intención de evitar que ejerza cualquier tipo de violencia, porque de otra manera este juego democrático se termina.

Una de las herramientas con las que cuenta el gobernador, es el presupuesto, es decir el dinero, él dispone las acciones y estrategias a realizar, que le permiten lo mismo atacar que defenderse. Otra herramienta es la difusión y comunicación, nadie en el estado puede comunicar de norte a sur todas sus acciones y órdenes, cuenta con un aparato de difusión sin paralelo, también cuenta con la legitimidad, nadie en el estado puede declararse o proclamarse por su cuenta gobernador, la posición es únicamente de él.

Como dijimos, este juego tiene compensaciones y el margen de maniobra del gobernador es limitado, debe equilibrar su gobierno con otros poderes, pero cuenta con la negociación como la herramienta más poderosa de este juego de la política, su único límite, se supone, es permanecer dentro de la ley, negociar todo, menos la ley.

Como en todos los equipos, el gobernador tiene la atribución de reclutar a los mejores hombres y mujeres disponibles, cualquier golpe que le llegue al gobernador se le debe de anotar a un responsable de su equipo, y por lo regular, esta falla se deberá a dos razones, incompetencia o desinterés en defenderlo.

Solo restaría aclarar, el grado de incompetencia o castigar el desinterés, la primera con un cambio de jugador se resuelve, la segunda es inaceptable, es muy cercano a la traición como para pasarla por alto.

Ahora a un año de estar jugando, es momento en este medio tiempo, de cambiar jugadores, modificar estrategias y definir las metas que se puedan lograr. El tiempo ya no juega a su favor.

Claro que ha habido logros importantes, pero se debe reconocer que también hay rezagos que los veracruzanos presentimos como grandes decepciones de su gestión.

otra manera, no les va a alcanzar.

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