México, un país de muertos: Arquidiócesis de Xalapa

Iglesia
Xalapa, Ver. El vocero de la arquidiócesis de Xalapa, José Manuel Suazo FOTO: PATTY BARRADAS/FOTOVER
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Juan David Castilla Arcos / Xalapa, Ver. El odio y la violencia, mediante deseos de venganza y signos de muerte, abundan en México, lamentó el vocero de la Arquidiócesis de Xalapa, José Manuel Suazo Reyes.

La Iglesia Católica, durante el Día de Muertos -próximo 2 de noviembre-, recuerda de manera especial a todas las víctimas de la violencia en este país.

«La sombra de la muerte ha hecho estragos en las familias mexicanas, ha traído luto y dolor en los hogares, ha sembrado desconfianza en las personas y en las instituciones. La violencia ha cobrado muchas víctimas y no podemos acostumbrarnos a ello», se lee en el comunicado dominical del Sacerdote.

Y es que en México todos los días ocurren asesinatos, secuestros y enfrentamientos, donde muchos han perdido la vida.

«Con la oración cristiana por los difuntos celebramos además la victoria de Cristo sobre la muerte. Cristo ha resucitado, la muerte ya fue vencida por él y la luz de la resurrección debe ser la luz que guie nuestras vidas, debe transformar las lágrimas en gozo y acabar con el odio y la violencia; con los deseos de venganza y con todos los signos de muerte que merodean nuestro País».

Los católicos conmemoran los días 1 y 2 de noviembre. El día primero en la solemnidad de Todos los Santos y el siguiente en memoria de los Fieles Difuntos.

«Son días de oración y de meditación sobre dos aspectos de la vida cristiana muy importantes: el primero es el tema de la santidad, el segundo es el misterio de la muerte. La oración por los difuntos nos recuerda además que un día también nosotros hemos de morir y necesitaremos también que otros oren por nosotros. Por eso, con toda la Iglesia decimos: Que las almas de nuestros fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz».

Cabe recordar que los santos son todos aquellos que, por una parte, han sido reconocidos como tales y que la Iglesia los presenta como intercesores delante de Dios y como modelos a imitar porque han vivido en grado heroico las virtudes cristianas.

Sin embargo, también se recuerda a todos aquellos que también ya están en el cielo aun cuando no sean conocidos sus nombres, ni rostros.

«La conmemoración de los difuntos es un día en que recordamos a aquellos que físicamente ya no están entre nosotros porque ya han muerto. La oración que hacemos por ellos, como también nos enseña la Sagrada Escritura, es para suplicar la misericordia divina por ellos; para que Dios perdone todas sus culpas y los pecados que en vida no hayan podido reconciliar», remató Suazo Reyes.

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